De plazas, champagne y pan!
Esta semana se hizo público el interés de la Universidad Nacional de «invertir» en la remodelación de una plaza la nada módica cantidad de catorce millones de dólares. Es decir, la UNA decidió gastarse de manera irresponsable y a manos llenas más de «ocho mil seiscientos millones de colones» en un espacio plano para hacerle una especie de «reconocimiento», «acompañamiento», «promoción», o simple gesto de «amigo sin derecho» a la «Diversidad».
La noticia se dio a conocer oficialmente unos días después de que otra máxima autoridad universitaria se opuso de manera contundente al interés de muchos para que el Instituto Nacional de Aprendizaje – INA – pueda beneficiar a sus alumnos de las asignaciones presupuestarias propias del 8%, que la Constitución impone como límite mínimo para que el Estado atienda la educación de los costarricenses. No reparan esa autoridades universitarias, unas al ejecutar el despilfarro y otras al oponerse a la adecuada asignación de los recursos, en que por esa opuesta vía no solo se dilapidan recursos escasos, sino que se niegan a introducir una pequeña y justificada atenuante al desorbitado gasto público que nos tiene a la expectativa de una crisis económica de dimensiones mayores, y previsibles graves consecuencias sociales, sino que frente a ella se requiere capacitar a muchos, especialmente a los que menos herramientas tienen para defenderse.
La plaza «inversión universitaria», de la mano de la «negación» para que otros – los más necesitados y menos preparados -, se beneficien de los pocos recursos públicos para la educación, me impone hacer este comentario, y con él lanzar algunas peguntas.
La multimillonaria «plaza de la diversidad» que quieren remozar las autoridades de la UNA, no es en sentido estricto una «inversión en educación» sino un «simple gasto!», un gasto tan superfluo como lo sería una botella de Champagne en un reparto de víveres de la Comisión Nacional de Emergencias al atender damnificados por una tragedia. Muy bonita la botella!, muy «espumosa» y de «lindas burbujas», sin duda haría cosquillas a las narices de unos pocos, pero al mismo tiempo, de la boca le quitaría el pan a muchos.
¿Qué nos pasa? ¿Qué hemos hecho tan mal como para perder todo sentido de la realidad y de la oportunidad? Cómo se van a gastar esa millonada en la remodelación de una plaza, y al mismo tiempo justificar la negación del acceso a los recursos – aunque sean otros -, a la gente que más necesita de oportunidades de capacitación y formación en el INA para intentar salir así y con su esfuerzo de la pobreza. ¿En qué clase de sociedad nos hemos convertido? y ¿Adónde quedó nuestra sensibilidad social?
Del discurso socialista al atropello populista los conceptos fundamentales se han ido pervirtiendo y los sentidos poco a poco nublando. Si con la ya famosa plaza que pagaremos todos – incluidos los alumnos del INA – las autoridades de la UNA quieren enviar un mensaje … que escriban un discurso!, o cuantos quieran!, que ya de todas formas también entre todos les pagamos sus salarios!.
No terminemos de perder al menos el sentido común, y atrevámonos a decirle NO! a esa y muchas otras atrocidades que ahora tristemente vemos a diario. Costa Rica merece ya que alcemos la voz!
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