El desempleo y la eventual contracción de la economía nacional, representan un gran peligro para nuestra paz social.
El desbalance fiscal obligará al país a grandes cambios estructurales en el campo del estado y sus instituciones. No es un proceso fácil ni puede hacerse de manera rápida. Solamente prescindir del 80% de los funcionarios que en Japdeva deben de despedirse tiene un costo en cesantía de treinta mil millones de colones. Una suma astronómica de la que el estado carece en estos momentos, pero conservar a todo el personal institucional costará dos mil quinientos millones mensuales para que estos no hagan nada de nada.
Las empresas
privadas generan la riqueza, empleo
privado, pagan cargas, impuestos y aportan al presupuesto de las instituciones
sociales, a saber Caja Costarricense del Seguro Social, IMAS, INA, solo para
mencionar las más importantes. Ya cerca de trescientas mil personas carecen de
trabajo y de sustento. Muchas empresas, cada día, están despidiendo a sus
empleados, para aligerar sus costos.
Trescientas mil personas no tienen como ganarse
la vida, comprar comida ni pagar alquiler. Trescientas mil familias están en un
muy serio problema económico. Costa Rica no puede dejar que aumente ese
desempleo y hay que reducirlo en el término de la distancia. El problema
económico es gravísimo y el social una bomba que ya su espoleta se ha
desprendido.
Trabajo, trabajo y más trabajo es lo que se
necesita. Hay que revertir el cierre de empresas. Hay que lanzar un programa de
ayuda ar las empresas, que aun no han cerrado pero que están en problemas. El
país debe de reaccionar con total celeridad. La población desempleada debe de
ser re educada y/o re entrenada en las destrezas que están siendo demandadas y
ellos pueden adquirir. La educación y capacitación técnica son críticas en la
generación de empleo,
El país entero debe de colaborar en ese
esfuerzo. Debemos posponer un poco las críticas y bajar la tónica de los
agresivos comentarios y escritos en contra del gobierno y su presidente, que lo
es de todos los costarricenses.
Esto es ahora y es muy en serio pues nuestra paz
social pasa por la existencia de ingresos personales y familiares, que le
permitan a la gente vivir dignamente. Todos debemos unir esfuerzos y
voluntades, sugerencias y acciones para buscar enderezar el rumbo del vapor en
que todos navegamos y que si hace aguas nos mojaremos todos. Lo primero es lo
primero y las tácticas de gobierno y del partido en el poder, de dividir la
sociedad costarricense con proyectos e ideas, que inflaman a la población para
hacerle olvidar la gravedad de la situación, también debe de concluir de
inmediato.
Costa Rica que es nuestra patria nos lo pide en un momento decisivo.
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