A 76 años de la abolición del ejército
El primero de diciembre de 1948 el presidente José Figueres Ferrer tomó la decisión de abolir el ejército. Este hito posteriormente fue incorporado a la Constitución Política de 1949 en su artículo décimo segundo.
Tres cuartos de siglo después, observamos el impacto de abolir el ejército a partir de los tres motivos en que se fundamentó la decisión.
El primer motivo fue promover la paz interna y la estabilidad democrática, al erradicar el riesgo de futuros golpes militares.
Desde 1950 hasta la fecha, Latinoamérica ha registrado más de setenta golpes de Estado. Honduras y Guatemala sufrieron seis golpes militares; El Salvador y Nicaragua al menos tres cada uno; mientras que, Panamá sufrió dos. En Sudamérica todos los países experimentaron golpes militares, siendo Bolivia un caso extremo con al menos catorce. Los períodos de dictadura militar desde la década de 1950 han sido largos y traumáticos para las sociedades y economías latinoamericanas. Aún hoy, los autoritarismos más arbitrarios de la región se sostienen sobre las botas militares.
En cambio, al haber erradicado la institución castrense como actor político, Costa Rica ha gozado de un largo período de estabilidad democrática.
El segundo motivo para abolir el ejército fue redirigir los recursos económicos de la milicia hacia la salud y la educación. Durante tres cuartos de siglo, la ciudadanía costarricense se ha visto beneficiada por inversión social en lugar de gastar en milicias. Mientras tanto, los cuatro países centroamericanos que tienen ejércitos derrochan colectivamente más de mil millones de dólares anuales en ellas.
El tercer objetivo para abolir el ejército fue asumir una posición pacifista como país, a partir de la neutralidad, la defensa de los derechos humanos y el compromiso con el derecho internacional. Hoy Costa Rica cuenta con un merecido prestigio por esa razón. Nuestro país es sede de instituciones como la Corte Interamericana de Derechos Humanos y el Instituto Interamericano de Derechos Humanos. Además, la Convención Americana sobre Derechos Humanos se firmó en nuestro país, por lo que lleva el nombre de “Pacto de San José”.
En síntesis, los motivos que sustentaron la abolición del ejército nos han reportado enormes beneficios, como si se tratara de una herencia que década a década cobra mayor valor.
Ante los desafíos actuales, debemos afirmarnos en nuestros aciertos históricos. Ryoichi Sasakawa, político japonés, refiriéndose a nuestro país dijo: “Dichosa la madre costarricense que sabe que su hijo al nacer jamás será soldado.”.
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