¡Alerta Demócratas de América!
Que lo que ha ocurrido en El Salvador, no ocurra jamás en otras democracias de nuestro continente, porque la concentración del poder público y político en manos de uno o de unos pocos, es siempre el germen destructor de las sociedades que pretenden auto determinar su destino en libertad democrática.
Que un Poder (el Legislativo) controlado por otro (el Ejecutivo), substituya a su antojo y conveniencia a los integrantes del poder que controla la legalidad de los actos de aquellos dos anteriores y de los ciudadanos (El Poder Judicial), no puede ser calificado de otra forma que más que un flagrante acto antidemocrático, y déspota de quién, bajo cualquier excusa pretende gobernar a su antojo y sin sujeción a la Ley, propio de políticos de pacotilla con ínfulas de reyezuelos macondianos, que podrían haber alimentados personajes caricaturescos de alguna novela triste del realismo mágico latinoamericano.
No es esto nuevo, ni en la región ni en el mundo, y por aquél mismo motivo se afirmó con seguridad la necesaria independencia de poderes al elaborarse la Constitución de los Estados Unidos de América, cimiento de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano y de la Asamblea Nacional Constituyente francesa del 26 de agosto de 1789, cuya décimo sexta previsión proscribe:
«Una sociedad en la que la garantía de los derechos no está asegurada, ni la separación de poderes determinada, no tiene constitución.»!
Sin separación de poderes lo único que subsiste es el absolutismo del poder concentrado y dispuesto al antojo de quién de manera impropia lo ejerce. La Democracia desaparece, simplemente porque la voluntad de quien lo concentra, hace suyas y magnánimas las decisiones sobre la vida de las personas.
Mucho ha sufrido ya a lo largo de su historia el pueblo salvadoreño y muchos otros pueblos americanos a manos de la voluntad de esas personas, para que un nuevo «todopoderoso humano!» retome aquél sendero y se dedique a repartir migajas desde su palacio para asegurar su posición. Bien dice por ello la frase del historiador católico británico Lord Acton: «El poder tiende a corromper, el poder absoluto corrompe absolutamente!»
Alerta demócratas de América!, alerta demócratas del Mundo! que la voraz sed de poder absoluto político, económico y de control ha despertado, y lo hace en un escenario propicio, cargado de dudas, temores y necesidades que confunden, y se aprovechan como abono para crecer velozmente. Solo depurando nuestras democracias; resguardando celosamente los valores en los que fue creada y fortaleciendo la educación en ellos, sin renunciar un ápice a las libertades que tanto costó lograr, podremos enfrentarlos.
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