Año nuevo, vida nueva
Ha pasado la Navidad, el nacimiento de Cristo, verdadero Dios y verdadero Hombre. En esta Navidad hubo autocomplacencias y también freno. Ahora, el año 2021, conviene revisar conductas, criterios, opiniones y buscar siempre, limpiamente la verdad, porque no todos los caminos conducen a Roma.
Algunos conducen a otros lugares oscuros; no son un anticipo o adelanto del cielo. Vivimos en un mundo engañoso, alejado del bien, metido en las sombras de la independencia, el afán de riqueza y la falsa autonomía. Todo este camino lleva a la ruina personal. Tanto nos hemos acostumbrado al descamino, pues creemos que así vamos bien. Conviene, como se ha dicho, revisar conductas, criterios y opiniones, si queremos avanzar y ser mejores, en lo personal y como país.
Por ejemplo, en lo nacional hay un mal de ineludible solución: la pobreza existente constituye una población casi olvidada carente de empleo y de habitación digna. Muchos no tienen más auxilio que una formación religiosa, otros ni siquiera eso. No es posible que permanezcan en el olvido. Este es uno de los problemas que merecen una solución inmediata. El país no puede permanecer con este mal.
No obstante, hay otro mal patrio: dejarlo todo para después; un después como si tuviésemos en nuestro poder una cuantiosa reserva de tiempo. Olvidamos que el tiempo vuela como el viento. Igual de engañoso es la vieja creencia de tener más maestros que soldados.
Existe otra verdadera realidad que sí nos hace felices: no tener ejército. Al respecto, la seguridad pública no está en esas manos, sino de una policía que merece mejor preparación y mayor paga. Así podremos exigirles más respeto a todas las personas. Para ello no necesitamos ejército.
No desperdiciemos la vida, vivamos alegres para hacer felices a los demás. Todo apunta a ser mejores; este bien podría ser el mayor objetivo del año venidero. Así lo pide y espera el país. Auguremos el triunfo del bien y la verdad, somos hermanos y el Creador nos ampara.
Feliz Año Nuevo a los oyentes de Panorama, principalmente al magnífico lector de estas colaboraciones.
Los comentarios están cerrados.