Año nuevo, vida nueva

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Año nuevo, vida nueva
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Parece que el tiempo pasa raudo y veloz, tamaño poco de razón encierra la frase “Los años pequeños días”, que dio titulo a la novela que escribiera el escritor costarricense Fabíán Dobles en el año 1989.  Definitivamente, la trillada y obligada frase “Felíz año nuevo” ha perdido notoriedad, entusiasmo, seriedad y contundencia, es como cuando decimos “salud” cuando alguien estornuda.

De repente, en unos pocos minutos, sentimos que se nos ha ido la vida, la cuenta regresiva se hará angustiosa y oyendo al inmortal Tony Camargo, el año viejo pasará a formar parte entre los muertos.

En la laureada novela de Gabriel García Márquez “Cien Años de soledad” hay un párrafo que me gusta mucho, lo transcribo para ustedes: “hace años cuando aún era posible purificar los recuerdos reconstruir el universo bajo una  luz nueva”.  Tal parece que tiempo atrás las personas eran aún buenas, más confiables, más honestas, más solidarias, en síntesis… menos complicadas. Hoy día, la gente se enoja por cualquier insignificancia y una simple opinión puede originar una discordia duradera.  

Ahora en cada año nuevo que empieza, flota un insoportable olor de recuerdos pútridos, algunas circunstancias no cambian y repetimos la misma historia, tal como si quisiéramos fervientemente duplicar las esperanzas inconclusas y las promesas fallidas de un pasado efímero.

Sustentando este comentario, cae como anillo al dedo, el párrafo inicial de la novela “La divina comedia” de Dante Alighieri: “A mitad del camino de la vida, me encontré en una selva oscura, por haberme apartado del camino recto, ¡Cuan dura cosa es decir cuál era esta salvaje selva, áspera y fuerte… tanto que me vuelve el temor al pensamiento!

Ciertamente nuestra vida puede convertirse en una selva oscura, y es imperativo hacer cambios drásticos para evitar la pena de sufrir por pesadillas atrasadas de malas acciones.  Refrescar y renovar el espíritu con agua nueva, pensamientos nuevos y antes de que finalice el tiempo de adviento, atender y entender el mensaje de Jesús que nos invita a iniciar el próximo año con una actitud diferente, con ideas claras, sin rencor, sin soberbia, dejando atrás esas manifestaciones de orgullo y prepotencia que tanto daño nos han hecho.

El secreto radica en vivir distinto, hablar en otros términos, actuar coherentemente, sin engaños ni mentiras, anteponiendo el deseo ferviente y entusiasta de mejorar nuestro estilo y calidad de vida. Los regalos, la algarabía, el júbilo, el árbol, el portal, un poco de vino, eso no está prohibido; pero lo más importante es que en nuestros corazones renazca el amor perdido y poder  vivir y compartir la vida al lado de nuestros seres queridos en un ambiente muy placentero y cordial.  Hay ocasiones en que tenemos que renunciar a nosotros mismos y brindarnos en alma, corazón y vida a los demás… ese es el verdadero significado de la navidad.

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