Antagonismo y ruptura de diálogo nacional

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Antagonismo y ruptura de diálogo nacional
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El estilo del Poder Ejecutivo, el cual ha tenido la mala costumbre de autodenominarse “el gobierno de la República” contradicción clara con el texto constitucional, ha tenido por consecuencia una creciente polarización social, una evidente división de opiniones, con posiciones irreconciliables y con una evidente e innegable ruptura del diálogo nacional.

Si el presidente y sus ministros insisten en tan equivocadas expresiones, sumando a sus manifestaciones el bullicioso del séquito de trolles, avatares, bots y demás participantes de redes que repiten mentiras, ofenden burdamente y ahora hasta amenazan con bombas y atentados de muerte, es claro que se ha sembrado la semilla de la discordia en la familia en dimensiones peligrosísimas r inaceptables.

No podemos estar de acuerdo ni aceptar el bombardeo constante e irresponsable contra la institucionalidad costarricense, a la cual al asumir su mandato juró respetar.  Es cierto que no somos una sociedad perfecta, es cierto que no todo funciona como es deseable, es cierto que hay que rebalancear muchas cuestiones en el ámbito político.  Pero la solución a estos asuntos no puede lograrse en un ambiente hostil, lleno de odio, cargado de expresiones burlescas, malas imitaciones y polarización nacional. Tanta carga de odio, malicia y maledicencia, en un plan evidente de posverdad y resentimiento, impide un diálogo nacional, un planteamiento serio de soluciones y la posibilidad de aprobación de planes de mejora.

El estilo comunicativo que deploramos es, sin más, una burda imitación populista de la vieja táctica de la lucha de clases, de tan tristes recuerdos, sazonada con las maniobras de la posverdad y las noticias falsas. 

La sociedad empieza a sufrir las consecuencias de esta irresponsable polarización y falta de diálogo.  Graves males castigan a nuestra Nación, el parón educativo, la inseguridad ciudadana, el innegable problema que el tipo de cambio hace recaer sobre algunas importantes actividades nacionales, desempleo e insuficiencia económica para satisfacer un exceso de cargas al sector público. 

La solución está en buscar diálogos inteligentes, ponderación de derechos y expectativas, planes racionales para rebalancear el gasto público y cómo acometer la solución de varios problemas nacionales, que nos castigan desde hace mucho tiempo.  Esto no se puede lograr con choteos, insultos, amenazas y avalanchas de irresponsables y ofensivas expresiones en las redes sociales. 

Sin embargo, el mayor pecado del Poder Ejecutivo ha sido sembrar cizaña, promover la división de la sociedad costarricense y cerrar las vías del diálogo.   

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