Aporte ciudadano de un grupo de la generación 1963, séptima promoción del Colegio La Salle
Suscribo esta declaración cívica en representación de un grupo de ciudadanos mayores, que creemos haber aprendido principios y valores sólidos en la Costa Rica que nos vio nacer y que comenzó a morir de a poquitos hace cincuenta años, víctima de la corrupción, de la ignorancia y de la indiferencia de sus habitantes.
Hoy nos manifestamos cansados de cincuenta años de corrupción reconocida, activa y pasiva, creciendo a la luz del sol y en medio de un pueblo que no tiene más respuestas que las que le ponen en las manos los agitadores de turno.
Cansados de cincuenta años de un sistema cada vez más inoperante, porque se queda en el pasado y porque quienes lo manejan no tienen interés alguno en que se actualice y funcione, sino que buscan, escogen y se refugian en su zona de confort y disponen de los fondos que les confiamos como si fueran suyos, o ”como si fueran del gobierno”, que no propone nada más que los impuestos que todos, obedientemente, aceptamos y pagamos.
Y, como si hubiera parido la abuela, ahora también aparece en la palestra un Poder Judicial que nos llena de dudas y de temores, incapaz de administrar justicia pronta y cumplida, y fuerte en su castillo con foso de prebendas y ventajas. Un Poder Judicial que es acusado reiteradamente y no responde, dando pie a recurrir a aquel adagio: “quien calla, otorga”.
Y todo, porque se fueron acabando los líderes que mostraban responsabilidad por la patria, por sus familias, por sus individuos. Ahora hay líderes patrioteros que viven de buscar cómo medrar en el gobierno. Y también porque escasean los ciudadanos pensantes, los que supieron que la asignatura de Educación Cívica de la secundaria era para tener un derrotero claro y fuerte en la vida ciudadana.
El país es hoy como un barco que entra en la tormenta con toda su tripulación disfrutando de su sala de fiestas, procurando por todos los medios posibles no tomar decisiones, y con los pasajeros arrinconados en sus camarotes cerrando los ojos para que no se hunda.
Hoy rechazamos con nuestra conciencia y nuestro corazón esta condición precaria de la Patria, y pedimos a toda la ciudadanía el emprender la lucha cívica para rescatarla.
Unámonos o nos hundimos.
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