Aprendizaje colaborativo
Ante la perspectiva de la educación conductista tradicional donde toda la responsabilidad de educar recae sobre los docentes. Actualmente, también es posible hallar profesores que se atreven a cambiar y buscan maneras más efectivas de educar. Un ejemplo de estas formas son las técnicas colaborativas, las cuales se enmarcan en un enfoque constructivista.
Es sabido que la colaboración favorece los conocimientos a través de la socialización. Por ello, en el aula, la colaboración ayuda a los estudiantes con el progreso de sus destrezas en los procesos de enseñanza-aprendizaje.
De ahí que este tipo de aprendizaje se convierte en una de las estrategias más eficaces para lograr que la responsabilidad del aprendizaje sea compartida por los profesores y el estudiantado, además de que se aumente la autonomía del estudiante y el compromiso hacia su propio aprendizaje.
Un antiguo refrán dice que dos cabezas piensan mejor que una. Tomando esto como base se podría decir que un trabajo, dentro o fuera del aula, puede ser desarrollado con mayor eficacia si más de una persona participa en él.
Por lo tanto, el valor que tiene un trabajo colaborativo responde a un modelo pedagógico que pone el acento en la interacción y la construcción colectiva de conocimientos. En este sentido,
el trabajo de cooperativo aumenta el rendimiento en el proceso de aprendizaje pues los objetivos de trabajo autoimpuestos por los propios educandos potencian más el esfuerzo para conseguir buenos resultados que los objetivos impuestos desde el exterior.
Asimismo, amplía el campo de experiencia de los estudiantes y aumenta sus habilidades comunicativas al entrenarlos en el reconocimiento de los puntos de vista de los demás al potenciar las habilidades de trabajo grupal, ya sea para defender los propios argumentos o reconstruir argumentaciones a través del intercambio.
También hay que recordar que las relaciones de colaboración facilitan el desarrollo de habilidades y conductas prosociales, el ejercicio del liderazgo y el mantenimiento de un clima de respeto y valoración de las diferencias; estas son habilidades que, además, les van a ser fundamentales a los estudiantes cuando se enfrenten a un competitivo ámbito laboral.
Sin dudas, el aprendizaje colaborativo es uno de los temas de innovación educativa sobre el que más se ha investigado en los últimos años, coincidiendo en el impacto positivo que genera en el clima del aula, el aprendizaje de los alumnos y la aceptación entre los estudiantes.
Por lo tanto, traspasar la responsabilidad del aprendizaje al estudiantado puede llegar a ser atractivo desde el punto de vista educativo, ya que, definitivamente, el aprendizaje cooperativo constituye una metodología que supone todo un desafío a la creatividad, cooperación, eficacia, responsabilidad, motivación e innovación en la práctica de la enseñanza.
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