Así comenzó Venezuela

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En Venezuela los chavistas lograron el control porque Hugo Chávez ignoraba al pueblo y la libertad de prensa fue perseguida y destruida.

El pueblo costarricense ya tuvo suficiente de Aguacatazos y Cementazos, sin contar la irresponsabilidad de la Administración anterior de haber dejado un hueco fiscal de más de 900 mil millones de colones, donde el ex Ministro de Hacienda de manera muy conveniente dijo no saber nada, cuando el artículo 148 de la Constitución Política indica que tanto el Presidente de la República como el Ministro respectivo serán conjuntamente responsables respecto del ejercicio de las atribuciones otorgadas por la Constitución Política.

Hasta el momento, no hemos visto al Ministerio Público tomar cartas contra ninguno de ellos, como sí lo ha hecho con miembros de otros partidos políticos, a quienes continúa persiguiendo penalmente, por más que los Tribunales sigan desestimándoles los casos.

Ahora, Carlos Alvarado Quesada ha adoptado la misma actitud de desdén de Luis Guillermo Solís, primero indicando, según él que quien no quiera ponerse de pie, que no se ponga, cuando el propio Presidente está sentado y luego, con tono altanero, refiriéndose a su labor y pretendiendo culpar a las Administraciones previas por los problemas, cuando en realidad el fue asesor parlamentario y miembro de gabinete durante los periodos de las dos administraciones anteriores del PAC, dice que está haciendo todo lo que puede.

El Presidente de la República ha prestado oídos sordos a los clamores del pueblo y ciertos defensores del gobierno pretenden tapar el sol con un dedo, trasladando la culpa o simplemente desvirtuando sin bases firmes los desaciertos de la Administración Alvarado Quesada. Que no coma cuento el señor Ministro de Hacienda y no cometa el error de la antigua Ministra de Hacienda, quien muy probablemente por mala asesoría legal, autorizó pagos que correspondían en realidad ser firmados por el Presidente de la República, pues eran contrarios a la ley, tal y como, se demostró en su momento y si tenían que hacerse, lo mejor habría sido que el Presidente también firmara para establecer la corresponsabilidad de quien no tengo la menor duda actuó de buena fe.

La Presidencia de la República no quiere escuchar a los ciudadanos ni a los defensores de la libertad de expresión. Por el contrario, la Administración de Luis Guillermo Solís Rivera retiró las reservas con respecto a los derechos conexos que permiten que las radioemisoras puedan divulgar contenidos sin tener que cobrar cuotas de suscripción a las personas, con lo cual se garantiza la radiodifusión libre, de acceso gratuito y que permita llegar a todos los rincones del territorio nacional, sin que le cueste un cinco a los contribuyentes ni utilizando fondos públicos.

El problema, quizás, es que la radiodifusión nacional libre y gratuita abre espacios para el análisis del funcionamiento del gobierno, del Estado y esto pareciera no ser del agrado de ciertas personas en el poder. Mientras unos no pagan impuestos, incluyendo a miembros del gabinete, las radioemisoras pagan los suyos.

El gran pecado capital de la radiodifusión libre y gratuita, para muchos de sus detractores, ha sido que no se queda callada, que informa y alerta a la opinión pública y, como decía el filósofo griego Platón: “Nadie es más odiado que aquel que dice la verdad”.

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