Balacera frente a Liceo de Aserrí

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Balacera frente a Liceo de Aserrí
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Jóvenes del Liceo de Aserrí tuvieron que pasar por momentos de horror cuando dos mujeres se enfrentaron airada y violentamente. Una de ellas decidió disparar sin reparo alguno poniendo en riesgo a toda la gente de su alrededor. Más allá del pleito y en contra de la integridad de los estudiantes le dieron rienda suelta a su ego, por ganar su posición. Acciones así son muy dolorosas, peligrosas e irracionales.

Ver a dos mamás dirigirse justamente al colectivo de estudiantes, donde sus familiares quedan tranquilos asumiendo protección y cuidados para sus hijos se violentó de manera injusta. No pensaron en el trauma psicológico que de por vida sufriran quienes vivieron esos momentos de miedo e incertidumbre.

Voces y manos temblorosas de un adolescente narraron su experiencia. Encerrados en el gimnacio con angustia y temor, esperando que sus familiares supieran que estaban bien y con vida.

Afuera abuelos, padres y madres esperaban con los mismos nervios alterados saber sobre el  bienestar de sus hijos.

Esta nueva y desafortunada forma de vida donde la violencia ya es una alternativa, ha ido tomando terreno en nuestra sociedad; donde sin respeto por la vida ajena y otros derechos humanos fundamentales se van poco a poco perdiendo. Surge la pregunta; ¿Qué le pasó a Costa Rica? ¿Desde cuándo empezamos a sufrir por tanta inseguridad ciudadana?

Todos los días se suman muertos como si estuvieramos librando una guerra civil. No tenemos ejército, sin embargo, alguna parte de la población está armada. Se dispara a la hora que sea y donde sea.

Líderes de las bandas narco parecen ganar sobre las autoridades. El país quedó a la deriva. Quienes nos difienden como mejor pueden son los miembros de fuerza pública. Algunos incluso han muerto en cumplimiento de su deber.

Por eso en las familias y centros educativos se deben practicar dinámicas orientadas a desechar toda forma la violencia. Educar a los estudiantes para desarrollar la capacidad de resolución de conflictos sin recurrir a la violencia. Educar con valores de solidaridad y empatía,  así como para decir un rotundo no a las drogas y al narcotráfico.

Hagamos valer el que “vivan siempre el trabajo y la paz”.

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