Caja Costarricense de Seguro Social acierto inobjetable e intocable

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Caja Costarricense de Seguro Social acierto inobjetable e intocable
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El principal logro de nuestros antepasados en materia de salud pública, fue la fundación de la Caja Costarricense de Seguro Social, el 1 de noviembre de 1941, mediante la Ley N°17, en la administración del presidente doctor Rafael Ángel Calderón Guardia.

Desde su inicio la Caja quiso establecer una estructura socioeconómica capaz de proteger íntegramente, a la totalidad de la población costarricense, con servicios médicos de calidad e iguales para todos los habitantes; misión que hasta hoy día es el norte de la benemérita institución.

Sin embargo, en las últimas décadas los gobiernos de turno, no han cumplido con la obligación de cancelar la parte económica que le corresponde al Ejecutivo, según su ley constitutiva; lo que ubica a la institución en un serio problema económico que obviamente repercute en la calidad de los servicios que se brinda a la población.

A lo anterior, se suma el aumento de usuarios extranjeros que nunca han cotizado a la Caja y no pagan la atención recibida. Aunado a lo anterior la nube gris que se cierne sobre la Caja como lo es, la posición de los políticos, unos a favor de pagar la deuda del Estado, otros por llevarla a la quiebra y así privatizar sus servicios.

Otro aspecto que entraba y perjudica los servicios que brinda la Caja, es que los altos puestos de dirección de la institución son políticos, lo que promueve, no pocas veces, un accionar carente de conocimiento, cargado de burocracia, deficiencia y lentitud. Y para broche de oro, la migración de personal médico calificado al sector privado pues les brinda mejores oportunidades.

Un punto importante también de señalar es, la pésima actitud y aptitud de algunos funcionarios, quiero pensar que son los menos, esos que maltratan al usuario. No obstante todo lo anómalo que sucede dentro de la Caja, aún hay dentro de la institución un amplio, entregado y valioso personal.

Funcionarios que caminan el kilómetro extra y lo hacen con mucha mística, espíritu de servicio y amor al prójimo, caminan con aquella misión inicial de prestar un servicio integral de calidad para todos por igual.

Me enteré que un asegurado se quedó sin su cita a las 07:00 a.m. asignada desde hacía un año para realizarse unos exámenes, por un cambio en el programa que asigna citas.

Ante la sorpresa e impotencia del asegurado al perder su cita para los exámenes, el paciente solicitó la ayuda del especialista, cuya intervención oportuna permitió que de inmediato le realizaran los exámenes y orientar el diagnóstico. Casos similares ocurren en farmacia, emergencias y en todo departamento, donde laboran profesionales que no olvidan que están para servir, con aquella mística de servicio y sensibilidad humana, valores inobjetables e intocables que, la burocracia administrativa, los intereses creados y la política, no entienden.                                 

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