¿Cómo ser fiel a uno mismo sin perder a los demás?

La capacidad de estar unido a otros y aún así no dejarse llevar por sus opiniones, deseos y evaluaciones, es el distintivo de una persona emocionalmente madura.

Los terapéutas le llaman “Estar diferenciando”, como una célula que se separa de otra, pero permanece en contacto con ella.

Ser uno mismo, y mantener una estrecha relación con otras personas es una de las principales metas que se deben practicar, desde la separación de la familia de origen hasta la pareja y los amigos en toda interacción.

Sin  embargo, es fácil ser uno mismo cuando se está con alguien que quiere lo mismo. Las dificultades surgen cuando una persona quiere algo diferente.  

Las personas bien diferenciadas pueden ser auténticas con su propios deseos. Ser fieles a sí mismas. Hacen y dicen lo que quieren, piensan y sienten sin que les preocupe en forma excesiva si los demás les aprueban o critican, y sin tener necesidad de alabar ni criticar inapropiadamente a otras personas.

Pueden ser francas respecto a ellas mismas y aceptar las diferencias de los demás sin reaccionar cuando otros tratan de hacerlas cambiar en algún aspecto. Pero tienen una actitud abierta frente a la posibilidad de cambiar y pueden reconsiderar su posición cuando reciben nueva información.

Para llevar una vida plena y feliz, según Ronald Richardson en su libro “Vivir feliz en familia”, todos necesitamos ser así. Particularmente con nuestros padres y hermanos.

La medida en que somos incapaces de  ser de este modo con nuestras familias, es la medida en que aún no somos libres de su control.

Todos pasamos por estapas de mayor o menor diferenciación de nuestras relaciones. Pero cuanto más a menudo podemos hacerlo más fácil se vuleven las cosas.

También es necesario estar orientado al logro de objetivos, ser capaz de tener propios valores y decidir qué es importante. Lo que implica confiar en capacidades propias, así como defenderlas.