Con los ojos de un turista

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Con los ojos de un turista
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La adaptación hedónica es un término utilizado en psicología para referirse al estado mental cuando nos acostumbramos a las cosas. El concepto es mucho más técnico con esto, pero como no soy psicólogo, solo me refiero al término para explicar por qué es que aquello que al principio nos parece tan hermoso y deslumbrante, luego se vuelve cotidiano o cómo aquello que nos parecía terrible poco a poco va pareciendo normal. Por esto es importante cambiar el estado mental y, en el caso de Costa Rica, quienes vivimos aquí debemos comenzar a verla con los ojos de un turista extranjero.

Esa idea me surgió, hace poco, que estuve en La Fortuna de San Carlos, un pueblo definitivamente espectacular donde me pregunté, ¿Qué pasaría si lo viera con los ojos de un extranjero? Quienes han tenido la oportunidad de viajar a otros países se deslumbran con las bellezas de sus pueblos típicos, pero en Costa Rica aunque tenemos bellezas naturales espectaculares y pueblos hermosos quizá algunos no los valoran simplemente porque ya se acostumbraron a ellos.

La primera vez que vemos el Braulio Carrillo y nos movilizamos por la carretera conocida como la ruta 32, nos deslumbramos con su naturaleza, pero luego pasamos tantas veces que lo vemos con ojos normales. El imponente cono del arenal con vista poniente hacia La Fortuna se vuelve rutina si no lo vemos con los ojos del turista.

Vámonos a Liberia pero vayamos observando con los ojos de foráneo, para apreciar esas hermosas casas o viajemos de Paraíso de Cartago a Cachí, donde comenzamos a divisar el valle de Orosi con el Río Reventazón al fondo y la planicie donde se ve la represa. Trasladémonos a San Joaquín de Flores y comámonos un helado de sorbetera. Detengámonos en Bahía Ballena y giremos la cabeza para apreciar la montaña verde que está atrás o pasearnos entre dos volcanes en Bijagua.

Con los ojos de un turista extranjero nos podemos enamorar de Zarcero y ni qué decir de Monteverde. Con los ojos de turista viajamos al exterior y ahí somos como niños viendo paisajes y ciudades, pero Costa Rica también tiene paisajes y lugares hermosos, que nos ofrecen experiencias espectaculares y sino que lo diga el observar a un tucán en uno de los árboles, un tour de chocolate, o el “rice and beans” que se come uno en el centro de Limón con agua de sapo y ni qué decir del verdor que nos acompaña por toda la costanera cuando vamos hacia el sur.

En este espacio se nos hace corto para mencionar todos los lugares maravillosos que tiene Costa Rica, pero si empezamos a verla con los ojos de un turista extranjero, comprenderemos por qué esos visitantes provenientes de todo el mundo, sonríen emocionados cuando pisan tierra en el Juan Santamaría y en el Daniel Oduber o bajan de un crucero en Puerto Limón, Caldera o en el viejo muelle de Puntarenas.

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