Consuelos de Dios-hombre
Para prepararnos a celebrar espiritualmente este Viernes Santo, sumerjámonos en el caminar en la tierra del Dios-hombre, Jesucristo. Sus enseñanzas, su sensibilidad ante la enfermedad y sobre todo su actuar ante el pecado. Actitudes que llevan un sello de consuelos divinos ante la condición humana pero que no aceptan el pecado que esclaviza y aleja de la conciencia humana su imagen y semejanza divina con el Creador.
Ante la enfermedad, Jesús se mostró solidario, sanando y como guía y enseñanza sólo pedía de los enfermos que tuvieran fe. Y esta su actitud trasciende el tiempo, fe, confianza en que nos dará lo que más convenga a nuestra condición humana.
En su postura divina ante el pecado, no se mostró como juez que condena sino con dulzura redentora que invita a hacer conciencia sobre la gravedad a la que lleva esta culpa. Condición que no trae paz sino una constante inquietud que sujeta y arrastra como un pesado fardo. Así se manifiesta Jesús, cuando en su relación con Zaqueo muestra su alegría al manifestar: ”Hoy ha llegado la salvación a esta casa, pues también este hombre es un hijo de Abrahán”. Lucas 19,9.
Percibimos su actitud de consuelo y redención ante la adúltera a quien el pecado la lleva hasta el peligro de perder la vida y con sus palabras de Redentor la guía a cambiar su actitud errónea…”Y Jesús le dijo: “Tampoco yo te condeno. Vete y en adelante no vuelvas a pecar.” Juan 8, 11
Aun en la cruz, nuestro Redentor se muestra consolador y misericordioso; ha tomado para si, por su aceptación y voluntad su misión de Redentor de todo hombre; nos dirá que ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido o sea a la Humanidad de todos los tiempos, teniendo consuelo y salvación para el ladrón arrepentido que así se le habla…:”En verdad te digo que hoy mismo estarás conmigo en el paraíso.” Lucas 23,43.
¿Pero, de dónde nace los consuelos y la misericordia que Jesús manifiesta a la Humanidad? Él mismo lo aclara al decirnos: “El Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino sólo lo que ve hacer al Padre. Todo lo que haga éste, lo hace también el Hijo.” Juan 5,19.
Los consuelos, la misericordia de Jesús las ha recibido del Padre que en los Diez Mandamientos deja plasmado su amor y preocupación por la Humanidad, ya que los dio para librarla de complicar su vida con aquello que solo le traería dolor y sufrimiento y lejos de ser mandatos para limitar su libertad humana.
Recordemos la respuesta de Jesús a satanás cuando lo tentó: “Sólo a Dios adorarás y a Él solo servirás.”. Mateo 4,10.
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