Continuar con optimismo
Nadie pone en duda de que la vida está constituida de constantes contratiempos, máxime lo que nos ha tocado vivir en esta época de pandemia donde los problemas van y vienen; sin embargo, tampoco se puede negar que la vida nos presenta múltiples oportunidades de realización y, especialmente, de agradecimiento por lo que nos ha brindado.
Por ello, de nosotros depende enfrentar este particular tiempo con una actitud de pesimismo o, por el contrario, enfrentarla con una buena dosis de optimismo. Por supuesto que es difícil, pero lo más sano es, como se dice popularmente, ver el vaso “medio lleno” y no verlo “medio vacío”.
Ser optimista significa enfrentar los problemas de la vida sabiendo que, con el esfuerzo y la responsabilidad necesarios, vamos a poder solucionarlos. Es saber que contamos con la fuerza y la capacidad necesarias para sobreponernos a cualquier dificultad y lograr una vida que, en la medida de las posibilidades, nos acerque a la plenitud y la felicidad y nos haga apreciar, con mayor conciencia, los pequeños grandes milagros de la vida.
Posiblemente las personas consideren que las bendiciones de la vida deben reflejarse en grandes acciones, por ejemplo, ganarse la lotería, comprar el carro del año, hacer un viaje por varios países, poseer el celular más costoso, vivir en una zona residencial de lujo u obtener el reconocimiento social, y no es que estos no sean sueños válidos, el problema radica en que, muchas veces, por concentrarse en estos aspectos nos sumergimos en un mundo de estrés y banal competencia por tener más, dejando de lado nuestra esencia como humanos; es decir, el ser.
No olvidemos que, en lo más simple, en lo más cotidiano, se encuentra la magia de la vida, en esos pequeños grandes milagros que pueden hacer de nuestra existencia un mejor lugar para vivir, y pueden generar en nosotros, una patente muestra de optimismo. Esta pandemia nos ha dejado la gran lección que todo es efímero y que se debe agradecer lo que se tiene; agradecer esos pequeños milagros que la vida nos da en abundancia, el solo hecho de estar vivos, es un buen motivo para continuar nuestros caminos con optimismo.
Además, no podemos buscar grandes milagros si no hemos aprendido a valorar los pequeños milagros que se nos muestran día a día, eso sería ser muy injustos con la vida. En este sentido, bien vale la pena que tomáramos como máxima de vida las palabras del poeta libanés Kahlil Gibran que decía: “El optimista ve de la rosa, la rosa, y el pesimista ve de la rosa, la espina». ¿Qué queremos ver nosotros en estos particulares tiempos, rosas o espinas?…
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