Costa Rica manifiesta síntomas de ser una sociedad enferma
La realidad que se vive en Costa Rica es motivo de gran alarma, incertidumbre y mayor preocupación; hoy la sociedad se caracteriza por la ausencia de Dios, principios y valores. La corrupción, el irrespeto a la dignidad y a la vida humana, la falta de oportunidades reales, narcotráfico, la mentira, el terror, robos y violencia, irremediablemente han infectado y enfermado a nuestra sociedad.
Por tradición se ha entendido que la célula de la sociedad es la familia; una familia estable, funcional, respetuosa de Dios, promotora de principios y valores, le ha brindado a la sociedad por lo general, ciudadanos de bien, desde este punto de vista, es fácil entender que, las familias buenas o malas, al igual que las células, son duplicables.
Las familias funcionales poseen seis características: 1) Resolución de conflictos, es la destreza de solucionar problemas asertiva y efectivamente.
2) Comunicación eficaz por clara y directa, es saludable expresar las emociones en primera persona, al señalar el comportamiento que causa incomodidad.
3) Las tareas y deberes familiares deben ser claros para cada integrante.
En este apartado se señalan aspectos como ingresos económicos, brindar afecto, apoyo y cuidados, las relaciones de la pareja y buscar que cada miembro de la familia pueda desarrollar sus habilidades en logros personales y la satisfacción de sus intereses
4) Respuestas afectivas, es sano expresar tanto las emociones positivas como el amor, el cariño, la ternura y la alegría, así como las negativas como la tristeza, el enojo o la frustración. Involucramiento afectivo, es el auténtico interés en las actividades del otro, aun cuando estas sean diferentes al interés propio.
5) Control flexible de la conducta, no es conveniente controlar de forma rígida la forma de ser de los demás, es necesario hasta cierto punto la flexibilidad. Sin embargo, existen aspectos en la crianza de los hijos no negociables, principalmente en la primera infancia, infancia y adolescencia.
En edades tempranas, no es negociable los límites y normas fijadas por los padres, como la hora de ir a dormir, regresar a la casa a cierta hora. En el hogar también se cultivan los valores como la honestidad, el respeto a límites, al prójimo, a la vida y propiedad ajena, habilidades blandas, el amor propio, la superación personal, las responsabilidades y deberes.
El ambiente en el que se desenvuelven los jóvenes también influye en ellos; por lo tanto, es responsabilidad de los padres velar por los programas televisivos que ven los hijos, saber cuáles son las amistades y lugares que frecuentan. Los hogares funcionales son “la cuna del más rico humanismo”, y deben de ser duplicables y aquellos que fomentan la fe en Dios lo son mucho más.
Esta duplicidad de células familiares funcionales, es el componente básico de un tejido social sano y anhelado; por lo contrario, si prevalece la disfuncionalidad de la célula familiar, la violencia, la inseguridad ciudadana, la falta de oportunidades y la deficiente educación, Costa Rica seguirá con una sociedad enferma.
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