Costa Rica urge de una inyección de cordialidad
Un aporte vital a la paz es saber hablar quedito, sin gritos. La inteligencia humana, sabe bien que para conversar no hay que gritar. El hablar con serenidad, sabiendo argumentar con respeto, es símbolo de elegancia, de educación y de saber expresar lo que queremos decir de manera objetivamente sustentada.
Hasta las protestas sólidamente argumentadas, no necesitan de alzar la voz. La argumentación objetiva, el saber expresarnos mesuradamente, forma parte del respeto y de saber resolver conflictos con algo que se llama mesura o inteligencia emocional.
Para poder argumentar con inteligencia en conflictos, también es necesario pensar bien, apuntar lo que deseamos decir y mantener en todo momento el principio del respeto. Nadie pierde con el saber escuchar.
La conformación de una opinión pública respetuosa, proviene de la formación de un clima de diálogo efectivo, tanto en la familia, en la universidad y en la sociedad; en todo espacio en donde las personas se reúnen para intercambiar criterios.
Costa Rica necesita una inyección de cordialidad, que es necesario conformar para salir adelante en los grandes retos nacionales que tenemos en frente.
Construir armonía y diálogo a profundidad en la sociedad costarricense, requiere siempre proponer ideas positivas y constructivas. El objetivo fundamental es eliminar los frecuentes choques y roses, el uso de adjetivos descalificativos referidos a los argumentos y/o a sus emisores; en la sociedad costarricense, utilizando la inteligencia emocional y el buen ánimo para dialogar podremos avanzar. Es mejor entender que enfrentar para destruir. Es mejor convencer que vencer.
También a nivel de todos los centros educativos, es importante mostrar las bases de una educación nacional del entendimiento, de respeto, a fin de eliminar el perverso por destructivo germen de la violencia, presente en estos momentos algunos sectores educativos de nuestro país.
En el esfuerzo educativo por generar el buen entendimiento en los centros educativos, las familias deben generar ante todo un aporte positivo, generando el buen ambiente que necesitamos para construir las bases de una sociedad pacífica.
Para detener el narcotráfico y la violencia necesitamos el esfuerzo conjunto entre educador, familia y los alumnos Para lograr un buen ambiente en el país, es necesario unir el esfuerzo familiar con el educativo, con el objetivo de lograr detener la violencia en nuestras carreteras, pueblos y ciudades.
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