Costa Rica victoriosa
Los costarricenses apreciamos y nos sentimos orgullosos de nuestra centenaria democracia. Amamos y protegemos nuestra libertad en todas sus dimensiones: libertad de expresión libertad de culto, libertad de asociación, libertad de movilidad, libertad de elegir a nuestros gobernantes. Y al calor de estos privilegios, una y otra vez, destacamos como uno de los países más felices del mundo.
Pero la Costa Rica del Bicentenario no es la que hubiéramos querido para esta importante conmemoración.
La Costa Rica del bicentenario atraviesa por una de las crisis más graves en toda su historia, tanto en lo económico como en lo social y, lamentablemente, también en lo político. La crisis de nuestro sistema político, la pérdida de credibilidad y desconfianza en los partidos, la gran fragmentación y los antagonismos de los que hoy somos testigos, los discursos de odio, la falta de un sentido de pertenencia o de identidad con alguna agrupación o al menos con alguna idea, son tendencias que amenazan seriamente nuestra democracia y, consecuentemente, también nuestra libertad.
De ahí la importancia de conmemorar el bicentenario con un monumento a la independencia de Costa Rica que nos permita reconocer en lo más íntimo de nuestros corazones aquello que verdaderamente nos une y nos representa: el amor por la libertad.
El monumento a la independencia, un elogio a la libertad, puede convertirse en ese símbolo integrador e inspirador tanto para las más viejas como para las nuevas generaciones, que nos brinde la fuerza necesaria para dejar atrás las divisiones del pasado y concentrarnos en cómo vamos a forjar nuestro futuro, para superar la crisis del momento y reencontrar el rumbo hacia el destino de un pueblo victorioso.
Costa Rica lo merece y Costa Rica lo necesita. Por eso es un orgullo y un honor para Mucap hacer la donación a los costarricenses del Monumento a la independencia, Costa Rica victoriosa.
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