¿Cuánto vale que elijan por usted?
¿Se imagina que alguien escoja su futuro esposo o esposa por usted? La persona con la que va convivir a diario. ¿Puede pensar por un momento en que alguien decida que profesión u oficio debe estudiar y a lo que se debe dedicar el resto de su vida? O algo más simple piense en que cada día alguien elije por usted que debe comer, a qué hora y en qué porción sin importar sus gustos, alergias, sin importar lo que usted piense.
Cada uno de los ejemplos anteriores son decisiones que deben ser tomadas sin intermediarios, son elecciones personales, que al no ser de esa forma se convierten en una violación a nuestro derecho de elección, una forma de invalidar nuestra condición de persona.
Pero, resulta que en la actualidad pareciera no incomodarnos que otros decidan por nosotros, que sean otros los que digan quién debe gobernar nuestro país, dejamos que otros tomen el timón y decidan que rumbo queremos para nosotros y nuestras generaciones.
En las elecciones del 2014 en Costa Rica, ni uno solo de todos los candidatos presidenciales en disputa logró más del 36%. Sin embargo, la cifra del abstencionismo alcanzó cerca del 39%, colocando en el escenario electoral una segunda ronda inminente.
Y ni que hablar de las elecciones municipales, donde la importancia de los gobiernos locales pasa a un segundo plano entre los electores, aumentando el índice de abstención del voto a casi un 70%.
Pareciera que no nos damos cuenta de que estas cifras son alarmantes, que este desinterés o mal llamada indignación es lo que permitió que otros países fueran víctimas de un secuestro político, donde pocos decían hablar por todos.
Pocas veces dimensionamos el valor de nuestro voto, es más, lo menospreciamos.
Si hablamos de números por ejemplo, en el 2016 el abstencionismo en las elecciones municipales le costó a Costa Rica alrededor de ₡5.000 millones de colones, pues cada persona empadronada que no emite su voto le cuesta al país aproximadamente 2200 colones.
Costarricenses no votar sale caro, carísimo. Dejar que otros elijan por nosotros cuesta mucho dinero, pero sobre todo cuesta tiempo que no se devuelve, cuesta progreso y desarrollo, cuesta desempleo e inseguridad.
No votar no es la solución a nuestro malestar, la protesta sin propuesta no vale, al contrario un voto razonado, informado y una elección certera serán los desencadenantes del avance y bienestar para Costa Rica, es a través del voto, donde podemos levantar la voz, hacernos escuchar, cambiar el rumbo de nuestra patria pero sobre todo crecer juntos hacia el país que todos soñamos
No permitamos que en algunos años la democracia y la libre elección se convierta en una leyenda urbana, en un recuerdo nostálgico de algo que tuvimos y dejamos ir.
Seamos responsables, salgamos a Votar.
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