Cuento del niño al que nadie le dijo que no podía

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Cuento del niño al que nadie le dijo que no podía
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Dos niños llevaban toda la mañana patinando sobre un lago helado cuando, de pronto, el hielo se rompió y uno de ellos cayó al agua. La corriente interna lo desplazó unos metros, por lo que para salvarlo la única opción que había era romper la capa que lo cubría.

Su amigo comenzó a gritar pidiendo ayuda, pero, al ver que nadie acudía, buscó rápidamente una piedra y comenzó a golpear el hielo con todas sus fuerzas.

Golpeó, golpeó y golpeó hasta que consiguió abrir una grieta por la que metió el brazo para agarrar a su compañero y salvarlo.

A los pocos minutos, avisados por los vecinos que habían oído los gritos de socorro, llegaron los bomberos.
Cuando les contaron lo ocurrido, no paraban de preguntarse cómo aquel niño tan pequeño había sido capaz de romper una capa de hielo tan gruesa.

—Es imposible que con esas manos lo haya logrado, es imposible, no tiene la fuerza suficiente, ¿cómo ha podido conseguirlo? —comentaban los bomberos.

Un anciano que estaba por los alrededores, al escuchar la conversación, se acercó a los bomberos.

Yo sí sé cómo lo hizo —

—¿Cómo? —respondieron sorprendidos.

Es que No había nadie a su alrededor para decirle que no podía hacerlo.

Esta reflexión se refiere al poder de las palabras, en la fuerza que las hace elevar o minimizar, destruir almas o componerlas.

Con mucha frecuencia emitimos juicios y no siempre medimos con exactitud el alcance de lo dicho, el modo en que nos expresamos y el impacto que pueden provocar en los otros.

Así sucede muchas veces y no solo con niños. Porque cuando algunos escuchan varias veces que no son buenos para algo, que no lograrán lo que anhelan, dejan de intentarlo y ni siquiera se aventuran.

El niño de esta historia solo se fijó un propósito y por dicha nadie llegó a decirle que no lo lograría, al final, salvó la vida de su amigo y nos dejó una gran lección.

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