Debemos resolver seriamente el problema fiscal
El gobierno gasta más, mucho más de lo que recauda en impuestos.El presupuesto nacional está financiado en cerca de un 50% por préstamos que generan intereses que a su vez aumentan el gasto público. El otro 50% del presupuesto nacional está financiado por los impuestos recaudados. Hemos incurrido en rigideces en las transferencias obligatorias a sectores de gobierno o instituciones. Con estos mecanismos se obliga al Estado a lo imposible ya que tiene que desembolsar lo que no tiene.
Hay que acabar con el vicio legislativo de crear instituciones y desembolsos, gastos y proyectos sin contenido económico alguno. Es irresponsable. Es suicida.
El gasto mayoritario del gobierno es en sueldos y salarios, pluses, anualidades, pensiones, cargas sociales y otros extremos relacionados con la planilla. Es insostenible el régimen de remuneración del sector público. Es insostenible la contratación suplementaria de empleados del sector público total. Costa Rica no soporta contratar más servidores públicos en las condiciones de remuneración presentes. Ya la deuda pública llega a cerca del 63% del producto interno bruto.
El proyecto tributario no resuelve la totalidad del problema fiscal. No genera la suficiente recaudación y el gobierno no está reduciendo el gasto público de manera decidida. Si no resolvemos las causas últimas del déficit este volverá en unos años.
Si el déficit fiscal no se controla y pronto, el país podría tener una crisis cambiaria que haría palidecer la de los años 80. Con una economía cada vez más dependiente del sector externo, una hiperdevaluación e hiperinflación desestabilizaría al país social y políticamente de manera desastrosa. Es claro que una devaluación y una inflación serias, impactarían a las clases más débiles en mayor grado que el IVA sobre servicios, salud y canasta básica. Seamos serios. El país no aguanta más politiquería.
No podemos como sociedad democrática incurrir en riesgos de esta naturaleza. Con una desestabilización económica y social la democracia se vería en graves peligros para subsistir.
Creo que Costa Rica debe reaccionar con la seriedad que la crisis demanda. Creo que quienes no entienden que el país se aproxima al borde mismo del abismo no están en nada o desean desestabilizarlo.
Debemos corregir los yerros politiqueros en que incurrió el país en el pasado y la inacción en que, por los últimos años, dormitó Costa Rica. Hay que corregir el problema ya y de raíz. Hay que superar estos desaguisados de manera integral, pronta, seria, y decisiva.
Costa Rica espera lo mejor de este gobierno y de los diputados electos. No hay tiempo que perder.
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