Del bien y el mal
Vivimos en tiempos de grandes abusos de la libertad, como lo estamos viendo ahora contra Ucrania. No hay palabras para calificar la matanza de sus pobladores. Cuando Jesucristo les explicó ampliamente a sus discípulos por qué se secó la higuera, les dijo unas pocas palabras que reflejan el espíritu que conmueve al mundo: “Cuanto pidáis con fe en la oración lo recibiréis”. Pero si el mundo se olvida de Dios, todo se llena de tinieblas, hasta la verdad desaparece y la libertad la ahogan los excesos cometidos por el hombre.
Ahora un profesor de Oxford, Inglaterra habla de posverdad, y como se sabe, en la posverdad solo hay mentira, engaño, subterfugios y a veces hasta homicidios. Acontece que existe un político muy visto que le imprime a su vocabulario un falso y cruel matiz de nobleza: por su brutal antojo mueren como moscas muchos ucranianos.
Fue Yeltsin el gobernante deseoso de sacar a su pueblo del marxismo, y fue él quien nombró a Putin director de la KGB y actual presidente de Rusia. Politólogos internacionales le dijeron a Yeltsin que primero había que publicar una constitución y a su vez hablar de democracia.
Si se analiza el pasado, el nazismo de Hitler mató a sus subalternos. Hitler se suicidó. Sus subalternos fueron eliminados en el jucio de Nüremberg.
Bien sabemos que el presidente ruso no se va a presentar a un juicio sobre genocidio, más sus subalternos eventualmente sí podrían sufrirlo, en el caso que hayan concretado acciones genocidas y estas estén evidentemente probadas.
Hoy, el mundo ha perdido de vista que nuestra naturaleza es de origen sobrenatural, no una invención humana, por esto a algunos se les hace fácil eliminar a sus enemigos, negándoles su dignidad humana al considerarlos animales o moscas.
Ya muchos han decidido eliminar la cuenta final que al término de nuestras vidas debemos rendir sobre el bien y el mal. Es muy fácil apartarse del camino del bien y caer en el del mal. Ojalá esto lo tengamos muy presente en nuestros actos.
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