Del descrédito de la clase política de oficio, al descrédito de algún sector de la prensa
Durante los primeros años de este siglo, la clase política de nuestro país alcanzó, quizás, el punto más alto del descrédito, cuando vimos a dos expresidentes de la República en la cárcel.
Entonces, se hablaba de circo mediático por el tratamiento dado en algunos medios de comunicación a esos hechos. Desde ese momento, algo se resquebrajó en el ajedrez político de Costa Rica; nada volvió a ser igual. Cito solo un hecho, se rompió el bipartidismo del Ejecutivo de cinco décadas y hemos visto cómo nuevos partidos han surgido para gobernar nuestra nación.
Aunado a ello, estudios de opinión del Centro de Investigación y Estudios Políticos de la Universidad de Costa Rica nos señalan, constantemente, que son los diputados los acreedores a las más bajas calificaciones, cuando se pregunta a los ciudadanos sobre su actuar.
Y, no hablemos de los altos y crecientes niveles de abstencionismo en los procesos electorales, pues, aunque haya múltiples las razones, está claro el desencanto de la gente con la clase política, que lleva a esa baja confianza para ir a votar.
Sin embargo, de aquellas noticias de los encarcelamientos de los ex presidentes, han pasado menos de 20 años y hoy estamos siendo testigos del descrédito de un sector de la prensa. Ya no se habla de ese circo mediático, por el contrario, algunos hablan que el sector gobernante quiere limitar la libertad de prensa y expresión; otros apuntan manipulación de algunos medios para tratar de mantener el crédito que otrora gozaron por años.
Indagar en las causas llevaría a una muy extensa reflexión, pero, así como no es sano que un pueblo no pueda confiar en sus gobernantes, no es menos malo que el pueblo deje de confiar en la prensa. Por cierto, tampoco contribuye para el buen nombre de la prensa, los fallos de la Sala IV que indican, que para ejercer periodismo, no se necesita título universitario, ni estar colegiado al colegio profesional de los periodistas.
“Ninguna sociedad democrática puede existir sin una prensa libre, independiente y plural”, decía el Premio Nobel de la Paz Kofi Annan.
Ocupamos políticos honestos, una clase gobernante que sirva a los intereses de la Patria. De igual modo, necesitamos una prensa libre que sea independiente y cuanto más plural, así ganaremos mucho más como sociedad.
La clase política y la prensa deben estar al servicio del pueblo, solo así recuperarán más rápidamente la necesaria credibilidad de unos y otros… entonces, seremos testigos de una sana institucionalidad.
Ojo, que quede claro, eso para nada significa que la prensa y la clase política deban andar juntos de la mano. Solo ocupamos que sirvan mejor al país, pues de lo contrario, el descrédito de unos y otros será el menor de nuestros males.
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