Diciembre mes de bendición en Costa Rica
Todos los primeros de diciembre celebramos en Costa Rica la decisión transcendental que tomaron quienes dirigían los destinos del país en 1949, es decir, hace 73 años. Una decisión que muchos no comprendían pues, tan solo unos meses antes había concluido una etapa muy convulsa y que conocemos como la revolución del 48. Ante ese tipo de eventos, lo normal es que quienes ganaron, busquen resguardar su poder y qué mejor manera de hacerlo que con un ejército, para que nadie pretendiera cambiar lo que se había logrado. Sin embargo, la decisión fue terminar con una institución histórica y costosa: El ejército nacional.
74 años después, debemos dar gracias por esa decisión. Todo ese tiempo hemos vivido en paz y por lo menos en buena parte de estos 73 años, se utilizaron los recursos económicos destinados al ejército para fomentar la educación, cultura y la salud. Esto nos hizo de alguna manera, diferentes al resto del mundo. Era una de las maravillas que los extranjeros percibían de Costa Rica, no tener ejército.
Quienes tuvieron la oportunidad de ir al extranjero a estudiar o trabajar y tenían que hablar acerca de su país, orgullosamente decían “Vengo de Costa Rica, nosotros no tenemos ejército y vivimos en paz”. Esta frase todavía hoy día, se puede decir a voz en cuello a todo el mundo y especialmente a aquellos cuyos países que sufren de la violencia de los militares, para que se sorprendan y sepan de la grandeza de un pueblo, que ha sabido forjar la senda del desarrollo económico y sentar las bases de una sociedad solidaria y socialmente responsable con todos sus integrantes y especialmente con los menos favorecidos.
Hace 74 años con esa decisión, como hoy también debe haber valentía para asumir las presentes amenazas y retos que nos afectan como país y aprovechar las oportunidades para construir una mejor y más justa patria para todos.
La otra gran bendición de diciembre, es que en Costa Rica, los costarricenses mayoritariamente somos creyentes y cristianos, por lo que con alegría y optimismo nos preparamos para celebrar la natividad de Jesús, cada 24 de diciembre, con actitud expectante, recordamos y celebramos el nacimiento del Niño Jesús quien vino a este mundo a promover su ministerio de Amor y de Paz para todos por igual.
En los tiempos navideños, en el corazón de muchísimos costarricenses se reaviva la solidaridad y el amor fraterno, especialmente hacia aquellos que sufren el embate de la pobreza y el abandono.
Ciertamente estos tiempos el bullicio y la algarabía propias de las festividades se hacen presentes y hasta pueden distraernos del verdadera razón para celebrar: La venida a este mundo de Jesús, quien marcó, hace ya más de 2.000 años, un hito en la historia de la humanidad.
El mensaje de Jesús es simple pero de una profundidad inmensurable: “Ámense los unos a los otros, como yo los he amado.”. Mensaje este que, a pesar del tiempo transcurrido, debe convocarnos a cada uno de nosotros a atenderlo y ponerlo en práctica.
Pasada la navidad les deseo que el espíritu de paz y amor del Niño Jesús llene sus corazones y sus hogares siempre y no solo en los tiempos navideños.
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