Dignidad, igualdad y respeto
La campaña electoral quedó atrás, hoy la brisa acaricia, refresca y saluda, en su incesante vuelo, por igual a toda la naturaleza, incluída por supuesto la humana, como el mejor ejemplo de inclusión, igualdad e integración. A lo igual que Dios quien en su poder, energía, fuerza y vitalidad y en perfecta armonía, hace que el universo gire como debe ser.
Simple, ilustrativo, vivo ejemplo, dado por Dios y la naturaleza, de cómo tratar al prójimo, sin incurrir en el aislamiento social y a la discriminación, todos son invitados de honor a la festividad; sí, así como la brisa mece por igual las hojas del sauce y las del césped, en la convivencia humana debe prevalecer la igualdad, el respeto y la justicia.
La dignidad o cualidad de ser digno, es el valor inherente al ser humano, por el simple hecho de serlo, en cuanto ser racional, dotado de libertad, no se trata de una cualidad otorgada por alguien, sino es algo intrínseco a la naturaleza humana. La persona digna posee valores como la honestidad, sentido de compromiso, decoro y pundonor.
El empoderamiento personal permite poner límites dignos al mal trato, violencia recibida por mujeres y hombres, la diferencia entre ambos es que, la violencia hacia la mujer es mucho más expuesta al público, en el caso del hombre se oculta, es silenciosa y ciertamente se minimiza ante la sociedad.
La agresión en cualquiera de sus manifestaciones es inadmisible para la dignidad humana, no existe justificación alguna para agredir a nadie, sea este niño, mujer, hombre o adulto mayor; al perderse el respeto, la provocación a la violencia es el detonante de las agresiones, ninguna agresión se puede calificar como moderada o controlada, la agresión por lo general es siempre irracional.
El respeto es la consideración y valoración especial ante alguien o algo, es uno de los valores fundamentales que el ser humano debe tener presente siempre a la hora de interactuar. Toda persona, animal o cosa, merece respeto, un trato digno e igualitario; la discriminación y la desigualdad son los primeros pasos hacia la violencia.
“La violencia engendra violencia”, la violencia es el irrespeto al derecho ajeno, y el cuartarse este, surge la desigualdad; tiene un efecto dominó, que atenta contra la dignidad, igualdad y el respeto. Lo más grave es que, muchas veces, todo lo anterior se genera en los núcleos familiares, relaciones de pareja, entre vecinos y amistades.
Estigmas, etiquetas, adjetivos negativos referidos a las personas generan discriminación y juicios de valor los que, muchas veces, descalifican injustamente a personas valiosas. Es importante para convivir mejor, tratar al prójimo, con dignidad, igualdad y respeto, o simplemente, pensemos en “trate al prójimo como a sí mismo, ame al prójimo como a sí mismo”.
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