¿Dolarizar o no la economía del país?
Ante los últimos reclamos de algunos sectores de la economía de nuestro país, sobre el tipo de cambio del colón frente al dólar, debemos reflexionar seriamente en las consecuencias que una decisión de política monetaria puede causar en la economía nacional. Si se devalúa la moneda, algunos sectores se beneficiarían como los exportadores y el turismo. Pero otro sector grande, como los miles de costarricenses que tienen deuda en dólares, sufriría un incremento en el pago de intereses, disminuyendo sus ingresos a la vez.
Pero, ¿cuál es el juego de estos malabares económicos y quién es el responsable de que esto funcione bien?, pues es el Banco Central, el gobierno en sí, los reguladores. La otra pregunta es: ¿a quiénes se desea beneficiar con la generación de sus políticas?
Desde la perspectiva de un gobierno socialmente responsable, las decisiones deberían orientarse a democratizar sus políticas. En otras palabras, las decisiones deben estar enfocadas a favorecer a la gran mayoría y no solo a ciertos sectores.
El tema sobre la mesa debería ser una solución integral y democrática. ¿Por qué no pensar ya en dolarizar la economía? Eso sí, que primero se evalúe las ventajas y desventajas y así buscar una concertación general de los distintos sectores, industria, poderes de la república y la misma ciudadanía.
Hay muchos mitos y posturas. Muchos economistas argumentan que se perdería la figura del Banco Central, el riesgo de la fijación real de salarios equiparados al dólar, el efecto en los precios, que dependeríamos de la FED que la controla Estados Unidos y que se perdería “soberanía”, entre otros.
Otras opiniones indican que con la dolarización se elimina el riesgo de la inflación, producto de la acción del Banco Central, porque ya no habría emisión inorgánica de colones, se podría eliminar las cláusulas de actualización cambiaria para bonos y contratos comerciales, incidiendo en menor incertidumbre política, en temas de balanzas y otros; así como, la prima de riesgo cambiario en otros casos; y que, además, puede incidir favorablemente en el costo financiero de préstamos.
Siendo realistas, ya hoy los costarricenses pagamos intereses en dólares, los precios de vehículos y residencias están ofrecidos en dólares; así como materias primas, insumos, granos, repuestos, la compra de combustibles, otros. Aunque quizás no es un control totalmente directo. ¿Acaso no dependemos ya de la FED, de los organismos internacionales como Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional y lo que defina el Banco Central de pagos internacionales?, entre otros.
Después de Bretton Woods, el abandono del patrón oro y la misma creación de la Reserva Federal, los países han sido prácticamente esclavizados por una élite bancaria internacional y aún con la figura del Banco Central, en más de 80 años, hemos sido incapaces de ser libres de deuda y agobiantes políticas externas que presionan las decisiones internas.
La decisión ciertamente no será para nada fácil. Pero es menester de que haya más que voluntad política y ciudadana, pues esto, va más allá del poder Ejecutivo y Legislativo. Se requiere una concertación nacional, en la que participen los diferentes sectores que integran la sociedad costarricense y de esta forma, entre todos, se decida, sin mayor demora, lo mejor para el país.
Los comentarios están cerrados.