Educar sin miedo pese a traumas infantiles paternos
Las siguientes preguntas ayudan a saber si se está educando siguiendo patrones, miedos, o carencias de la infancia de los padres.
¿Trata de darle a sus hijos cosas que usted no tuvo de niño? ¿Se siente ofendido cuando sus hijos no aprecian todas las cosas que usted hace por ellos? ¿Siempre da más prioridad a las necesidades de sus hijos que a las suyas? ¿Durante su infancia echó de menos la atención, el elogio, el amor o cosas materiales como juguetes y ropa bonita?
Si contestó sí, a algunas de estas preguntas, puede ser que tenga traumas congelados o sea reprimidos que empiezan a salir justo con el crecimiento de los hijos. Ya que según la edad que van teniendo ellos, el inconsciente va recordado lo que lo se mal vivió en su infancia, y ahora como persona adulta debe sanar, para poder tener una guía más objetiva a la realidad del actual hogar y su dinámica familiar.
La gente que llega a la edad adulta con necesidades que no fueron satisfechas adecuadamente durante la infancia tales como el amor, la seguridad, la sensación de pertenecer a un grupo o a la aceptación, trae como consecuencia la repetición de las mismas conductas, es decir dañar a los niños de la misma manera.
Por ejemplo si en la niñez habían gritos, golpes, insultos, y similares, aunque no se quiera hacer lo mismo, sin darse cuenta fluye la misma agresión.
Para sanar es bueno anotar carencias como atención, elgios, afecto, ropa, casa limpia, padres pendientes de tareas, pasear o jugar.
Luego describa todo el dolor que vivió entonces sin reprimir el llanto. Al final diga: “acepto que aun sufro por esto, pero a partir de hoy lo hago consciente y lo dejo ir” . Al hacer esto poco a poco se mejora.
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