Efectos de la oración y otras prácticas religiosas en el bienestar mental

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Efectos de la oración y otras prácticas religiosas en el bienestar mental
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Muchas personas reconocen en la oración un espacio de conexión con algo superior a ellas y donde encuentran paz.

Andrew Newberg, es el director de investigaciones del Instituto Marcus de Medicina Integral de la Universidad Thomas Jefferson, en Estados Unidos., y se ha dedicado a estudiar los efectos de la oración y otras prácticas religiosas en el bienestar mental de sus pacientes.

A través de resonancias magnéticas, el equipo de Newberg ha sido capaz de ver las áreas del cerebro que se activan en una persona que está rezando y los resultados han sido asombrosos.

Según la investigación, cuando nos concentramos mucho en la oración la actividad del lóbulo frontal del cerebro desciende, que es algo que por lo general sucede cuando vivimos experiencias donde el control lo tienen otras personas.

Otra revelación es que la oración profunda, también genera una reducción en la actividad en el lóbulo parietal, más hacia la parte trasera del cerebro.

Esa área cerebral recibe la información sensorial del cuerpo y nos crea una representación visual de él. Esto podría explicar los sentimientos de trascendencia que reportan aquellos que oran con mucha devoción, ya que a medida que la actividad disminuye en esa zona, perdemos el sentido del ser individual y nos llega esa sensación de unidad, de conexión.

Newberg ha dicho que sus investigaciones revelan que hay otro tipo de momentos en los que las imágenes del cerebro en las resonancias magnéticas son increíblemente parecidas a las de la oración profunda y es en el desarrollo de una actividad artística.

“La creatividad puede ser una práctica profundamente espiritual para muchas personas, sin importar que tengan una vida religiosa o no. Y creo que sí están relacionadas, porque el cerebro no tiene un área designada solo para la religión”. Ha dicho el especialista en una conversación con BBC Mundo.

Newberg explica que los centros emocionales de nuestro cerebro se estimulan a través de experiencias trascendentales para esa persona, ya sea hablar con Dios o escuchar la novena sinfonía de Beethoven.

Claro, todo eso se debe analizar desde un plano muy personal o subjetivo. Habrá personas que cuando oran no tienen esas emociones, así como aquellas que les da lo mismo escuchar a Beethoven.

Fuente BBC Mundo.

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