El cascabel al gato.
El cuento lo escuchamos de niños, la historia del gato que tenía atemorizada a la comunidad de ratones, llegaba sigilosamente y las consecuencias saltan a la vista, entonces uno de los roedores propuso la gran idea, colocarle un cascabel al gato, así advertirían sus andanzas y se pondrían a salvo, la pregunta era, quién le pondría el instrumento colgado al cuello, cuando la empresa, lo llevaría a ser engullido por el minino.
Resulta que los diputados tomaron la decisión de restringir, al menos parcialmente, el régimen de pensiones de privilegio del Poder Judicial y como paso previo mandaron el tema a consulta del alto tribunal, en teoría tenía el plazo de un mes para la respuesta, el documento se remitió el 1° noviembre pasado y los legisladores aún aguardan la contestación.
El asunto es cómo disminuir el déficit de 5.3 billones de colones del dispendioso régimen que pagamos todos, ponerle un techo a las pensiones de 4 millones al mes (suma nada despreciable si se compara con la máxima de millón y medio de colones que otorga el de Invalidez, Vejez y Muerte del Seguro Social que cubre a la inmensa mayoría de trabajadores del país).
La respuesta de los magistrados titulares de la Sala Constitucional ante el requerimiento de los diputados es sencilla, la mayoría de suplentes se inhiben de analizar el tema consultado y es lógico, posiblemente muchos se ven en algún momento al otro lado de la acera y el manjar es atractivo como para colocarse la soga al cuello.
Además, ya el propio presidente de la Sala IV Ernesto Jinesta manifestó su disposición de tirarse a la calle en defensa de lo que considera un derecho adquirido, de manera que el panorama para el pronunciamiento no es nada halagüeño, por el contrario, el gato es demasiado grande y astuto como para que los peregrinos diputados le cuelguen el cascabel en su robusto cuello.
Las legisladoras Sandra Pisk y Marcela Guerrero cursaron nota a los magistrados expresando su preocupación por la demora y hasta mencionaron circunstancias para “obstaculizar el accionar de la institucionalidad”.
El último día de abril las curules de ellas quedarán vacías, porque como bien sabemos, en el caso de los diputados no opera la reelección inmediata, contrario a los periodos indefinidos de los magistrados, puede que en cuatro años alguna de ellas retorne al Poder Legislativo y para entonces se cuestione nuevamente, quién le pondrá el cascabel al enorme felino.
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