El corazón de la educación costarricense está detrás de quienes construyen el futuro a diario

Panorama Digital
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El corazón de la educación costarricense está detrás de quienes construyen el futuro a diario
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En este 2024, el Día de la Confraternidad se celebró el pasado 15 de noviembre. Si Esa celebración nos convoca a reflexionar sobre una tarea que va mucho más allá de un simple empleo: el trabajo de todas las personas que, desde distintos roles, transforman los centros educativos en verdaderas comunidades de aprendizaje, formación y apoyo.

Cada una de estas personas carga con una responsabilidad inmensa. La docente que acompaña y escucha a un niño que necesita un abrazo más que una lección, el personal administrativo que, en medio de papeles y trámites, mantiene el orden y la organización para que todo fluya, la cocinera que prepara alimentos para cientos de niños, sabiendo que, en algunos casos, ese plato será el único del día o el oficial de seguridad que vigila los pasillos para que la comunidad educativa se sienta protegida. Estos actos, aunque parecen pequeños, tienen un impacto duradero en cada estudiante que los recibe.

No se trata solo de cumplir con una jornada laboral. Su trabajo implica moldear vidas, inspirar sueños y construir el futuro de una sociedad. Para eso se requiere sensibilidad, y quienes eligen el camino de la educación saben que sus roles llevan consigo el inmenso reto de sostener, en sus manos y corazones, el desarrollo de las generaciones que algún día dirigirán el país.

El valor de estos trabajadores muchas veces pasa desapercibido. La mayoría de ellos no aparece en los titulares, no recibe aplausos públicos ni tiene grandes reconocimientos. Sin embargo, su impacto es real y profundo, ya que un país que apuesta por la educación es un país que invierte en la paz, en la equidad y en el crecimiento colectivo.

Ciertamente cada 15 de noviembre, celebramos a todas las manos que construyen, día a día, el sueño de una sociedad mejor. Pero que no se limite a esta fecha recordar que educar no es solo una profesión: es un acto de amor y servicio.

A todos los que se levantan cada mañana con el propósito de hacer la diferencia en la vida de miles de niños y jóvenes costarricenses, les debemos nuestra gratitud y admiración. Su trabajo nos recuerda que el futuro de Costa Rica se construye en los pasillos, aulas y comedores de nuestras escuelas.

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