El crimen organizado cobra peaje extorsivo
Los delincuentes están al asecho, buscan cualquier acción para robar nuestros recursos que tanto nos cuesta obtener honradamente. De reciente data, los grupos mafiosos, se están dedicando al cobro de peaje y/o a la extorsión, para impedir la libre circulación en nuestros barrios y, además, para no hacerle daño a los negocios y sus dueños, vendedores ambulantes, residentes y motociclistas. Esta es una actividad muy peligrosa, porque quienes se niegan a ser víctimas de los malandrines, sufren daños y hasta pueden ser asesinados.
En nuestro país, estamos perdiendo soberanía pues frecuentemente, aparecen barrios tomados por el hampa, convirtiéndolos en zonas fallidas, donde no se puede circular como lo dispone el guarismo 22 de nuestra Carta Magna, cuando ordena; “Todo costarricense puede trasladarse y permanecer en cualquier punto de la República…”
Los recientes hechos en Río Azul, donde a dos funcionarios del OIJ, cuando cumplían su labor, fueron amenazados con un arma de guerra AK47 y pistola de importante potencia de destrucción. Exhibiéndolas, a plena luz del día y por media calle.
Rápidamente se registró, una respuesta, que obligó al OIJ, a utilizar un moderno “drone” o aeronave no tripulada, en carácter de préstamo, porque no existen los recursos para adquirirlo oficialmente, logrando la captura de los dos sospechosos; quienes también, con aquella misma prontitud, un juez de evidente carácter débil, de ligera y superficial interpretación, ordenó su libertad, con una suave medida cautelar de firmar, frecuentemente, en el despacho y un lento fiscal, que, a pesar de conocer que la resolución fue infundamentada, a contrapelo de lo que ordena el artículo 142 del Código Procesal Penal, como lo dijo, públicamente, el Fiscal General, reflejando una rara pasividad con lo acontecido, omitió interponer el recurso de apelación, dejando firme, así, lo dispuesto por la persona juzgadora.
La Policía Judicial, ha tenido que enfrentar con sus escuálidos recursos económicos, la criminalidad más alta de los últimos tiempos, con armas de guerra que transportan sin restricción, agréguele a esto el aparente desinterés del Poder Ejecutivo de dotar el necesario recurso para esa lucha tenaz, pronta, decidida, profesional y valiente; así como la falta de apoyo de algunos fiscales y jueces benevolentes y temerosos.
Si seguimos con esas peligrosas actitudes, ¿Qué pasará en el año 2024, que recién estamos iniciando?, ¿Mejoraremos los servicios policiales o debemos de esperar tenebrosos resultados de la mafia costarricense?
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