El día de las elecciones
El 6 de febrero de 2022, Costa Rica tendrá una fiesta democrática para elegir a su presidente varón o mujer, vicepresidentes y diputados para el periodo 2022-2026.
Asistir de manera pacífica, libre y con el derecho sagrado de que el voto es secreto no es un acontecimiento que debamos valorar a la ligera; por el contrario, somos un país bendecido que puede con un lapicero, en una urna, definir la sucesión de sus gobernantes. ¡Este derecho y deber debemos de cuidarlo!
Con más de 200 años de vida independiente, ocupémonos por fortalecer los valores de nuestra Patria, esos que nos ubican en el concierto de naciones como un país pacífico, libre de ejército, que apuesta sus recursos en la educación, que es ejemplo por su democracia.
Muchos más son los retos a enfrentar y es cuando, de manera informada, cada ciudadano debe asumir el compromiso y responsabilidad para ejercer el sufragio. Solo con el voto de cada uno podemos fortalecer nuestra democracia. Hacerlo conscientes de velar por lo mejor para la sociedad es nuestra obligación.
Este sistema democrático y la elección de nuestros gobernantes es también un compromiso para los elegidos: deben trabajar por los intereses de toda Costa Rica, no solo por los de unos cuantos. En ese momento deben mostrar su autoridad: ejerciendo la representación ciudadana que se les ha otorgado.
De frente a un momento trascendental para el país, el cual aún debe superar la pandemia provocada por el COVID-19, tanto electores como elegidos, debemos sumarnos a generar el bien común que nuestra nación necesita.
El Papa Francisco, en su Exhortación Evangelii gaudium, no. 205, dice: “¡Pido a Dios que crezca el número de políticos capaces de entrar en un auténtico diálogo que se oriente eficazmente a sanar las raíces profundas y no la apariencia de los males de nuestro mundo! La política, tan denigrada, es una altísima vocación, es una de las formas más preciosas de la caridad, porque busca el bien común”.
Luego de varios meses de campaña electoral llegamos a un momento culminante de decisiones y de acciones. Este 6 de febrero no puede ser un día cualquiera. Con ilusión, aspiremos también a que podemos seguir construyendo una Costa Rica mejor; pido a Dios que ilumine a quienes resulten electos para que trabajen por las mejores soluciones para el país.
Les invito, como pastor de la Iglesia costarricense, a que vayamos a votar, a que fortalezcamos nuestra democracia, a que trabajemos por los más altos valores de nuestra Patria. Pongamos nuestro esfuerzo, sabiéndonos todos habitantes de un mismo país que debe seguir su marcha, y aspirando a una sana política en la que todos nos sintamos parte.
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