El ego, el superego y el yo en la política

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El ego, el superego y el yo en la política
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En teoría clásica del psicoanálisis, conocida como la Primera Escuela de la Psicología de Viena, el psiquiatra austriaco Sigmund Freud, manifestó que la psiquis del ser humano se compone de tres elementos: el ego, que se mueve a partir del principio del placer inmediato, como la parte más primitiva de la personalidad, el superego, que es la instancia psíquica que vela por cumplir con las reglas morales y realiza las críticas y reproches y, por último, el yo, que se rige por el principio de realidad, llevándonos a pensar en las consecuencias de lo que hacemos. Para ponerlo en términos más sencillos, sin ser psicólogo, el yo, es el nivelador entre las exigencias del ego y del superego, que en consecuencia lleva a que un buen líder tenga un balance entre el yo, el ego y el superego, pues de lo contrario no tendría un verdadero liderazgo.

En un episodio de la serie clásica de Viaje a las Estrellas de los años 60, el capitán Kirk es teletransportado, pero por un error generado a la hora de transportarse, se separa en dos, por un lado, un duplicado que es impulsivo, matón, lujurioso y mentiroso, por otro lado, un duplicado miedoso, tímido e indeciso. Al final, ambos se unen nuevamente en uno solo que es el capitán, pero el análisis en ese episodio de la psiquis humana es muy interesante, porque al final se observa que el capitán tiene su liderazgo porque combina sus instintos primitivos con el respeto a las reglas sociales y a la lógica; de ahí que la tripulación lo respete y siga sus órdenes.

Un gobernante que recurra a la chota, a los gritos, a la intimidación, no detenta el poder, sino que el poder lo detenta a él y de ahí que se diga que lamentablemente en política hay muchos con rasgos sociopáticos, que no es un tema solo de ahora sino de la historia de la organización del ser humano. Ante el menor cuestionamiento, el gobernante esclavo de su ego, que es a su vez gobernado por sus instintos, grita, lloriquea, patalea o simplemente se desconecta de la realidad cuando es cuestionado.

Lamentablemente, como la educación ha venido a menos, no se enseñan adecuadamente estos conceptos básicos en escuelas ni colegios, cuando esto debería formar parte de las asignaturas básicas para poder vivir en sociedad.

Los buenos gobernantes no están en libros, ni series de ciencia ficción únicamente, están también en la realidad, pero, para esto se debe comenzar por elegir personas afines a nuestras creencias y principios, para ocupar los cargos de poder.

Si hay mentirosos y matones en el poder, es porque quienes los eligieron están bien representados pero esto dice mucho más de quienes los eligieron que de quienes fueron elegidos.

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