El ejercicio democrático

He venido reiterando que gobernar es educar, que es a través de la educación que los pueblos se autogobiernan en gran medida sin necesidad de autoritarismo.
He venido insistiendo que la democracia es un continuado ejercicio de respeto mutuo y de construcción institucional, las malas acciones y actitudes, el atropello, el insulto y la mentira también educan a los pueblos solo que en sentido más contraproducente.
Siento profundamente que los últimos años de vida institucional han sido de seria contradicción con los principios que deberían gobernar una república democrática. Las malas lecciones y los ejemplos perversos terminan por descarrilar a los pueblos.
En la Costa Rica de ayer los precandidatos de todos los partidos eran personas cuyas destrezas y cualidades harían de ellos, de cualquiera de ellos, un potencial gobernante. Los pueblos también se mal forman con las nefastas lecciones que algunos ofrecen, justifican y legitiman de forma falaz.
Se han refinado armas de destrucción política, se han depurado tácticas en las que el populismo usa personas y argumentos para acabar con sus adversarios a toda costa, a costa del sistema si fuere del caso. Quizás ese es su verdadero último objetivo.
Han aparecido en escena instrumentos para desvirtuar la democracia en su sentido más hondo. Para quienes somos tan solo observadores nos es clara la herramienta, es claro el ejercicio, es maligna su intención. Para los electores que votan por emociones, imágenes y agitar de banderas y de jingles es menos aparente y cuando se percaten de su error, podría ser muy tarde.
Gobernar es educar. Se educa con la palabra, con los hechos, con las actividades, con los conceptos y con muchos símbolos. Educar en democracia es gobernar dentro de la ley y de la constitución. Gobernar en ley y bajo la constitución es hacerlo según los supuestos que los ciudadanos han aprobado y sancionado en su diario vivir en democracia. Gobernar bajo la ley es gobernar bajo el espíritu y la letra de ésta y claro de la constitución política de la república. Gobernar es escuchar y es expresar en decencia y en altura los conceptos de cambio o los conceptos de formalización del sistema.
Gobernar en democracia es gobernar sin agredir, es gobernar sin desacreditar. Esa paz y esa concordia la hemos vivido desde nuestra primera constitución y los costarricenses hemos luchado por conservarla y por recrearla por ser valiosa y fundamental para nuestra vida.
La evolución democrática normal difiere mucho de la transformación forzada y los cambios inducidos en violencia verbal, en descrédito de lo bueno y olvido de los valores y principios que alentaron al país.
Prudencia y razón deben de ser ahora más que nunca antes nuestros guardianes.
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