El frío no está en las cobijas
Mario Vargas Llosa se expresó del populismo como: “…el camino de la autodestrucción de la democracia”. El populismo es de acuerdo con Pérez y Llanera: “Una ideología delgada que considera que la sociedad se divide en dos grupos homogéneos y antagónicos, la ‘gente pura’ y la ‘élite corrupta’.» Al simplificar conceptos complejos caemos en errores de razonamiento que podrían llevar a conclusiones incorrectas.
Esta ideología ha sido la norma en ciertos países, donde a la gente se le clasifica entre “nosotros” y “los otros”, surgiendo así una arrogancia en los grupos haciéndoles sentir moralmente superiores a los demás.
Mucho cuidado con analizar los graves acontecimientos políticos que nos rodean y no ser víctimas de los cantos de sirena de esos populistas. Para evitar ser víctima del populismo debemos de conocer los hechos, saber si algo se dio o no, solo así se podrá entender qué pasa, sin embargo, tendemos a hacer lo contrario, primero nombramos las cosas sin saber si ocurrieron o no.
Solicitarle a los integrantes de la Junta Directiva del Banco de Costa Rica, BCR, su renuncia es una medida a destiempo y populista, que demuestra una de dos cosas: Impericia del solicitante o mala fe, pues los artículos 24 y 25, de la Ley Orgánica del Sistema Bancario Nacional, expresan que la responsabilidad de los funcionarios es individual. Y para poder establecerla, la Sala Constitucional y la Procuraduría General de la República han sido muy claras en que debe de haber un procedimiento administrativo primero cuando vayan a existir sanciones.
Por lo tanto, no es con populismo que se logra mejorar un país, sino respetando el debido proceso, las leyes y la Constitución.
Los casos del cemento chino y de la planta hidroeléctrica de San Carlos, nos deben preocupar de sobremanera pues parecieran que son producto de un posible tráfico de influencias.
Hay que analizar muy bien si todo este escándalo, no es más bien una cortina de humo, para desviar la atención de un verdadero y grave hecho: La existencia de un tráfico de influencias y más grave aún es que, pareciera que esta reprochable práctica, ha alcanzado a algunos funcionarios en los tres Poderes de la República.
Son momentos muy difíciles para Costa Rica, por lo que todos debemos estar alerta y aportar nuestros mejores esfuerzos, para que la transparencia, el respeto a la institucionalidad, a las leyes y a la Constitución Política, sigan siendo el pilar de nuestra democracia.
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