El mundo de la imaginación
Tome un poco de papel aluminio, ahora apriételo entre sus manos, póngale atención al sonido, imagine está en una cabina de radio, en cualquier lugar los oyentes advertirán el ruido de la lluvia.
Ahora hágalo con dos mitades de un coco o bien unos vasos, suénelos de manera alterna en la superficie de una mesa, le recordará la llegada de un caballo, así de mágica es la radio, el mundo incomparable de la imaginación.
Quien un día ingresa al mundo de la radiodifusión no se aparta de ella, sea como oyente, creativo, empresario, productor, aficionado.
Los setenta años de la Cámara Nacional de Radiodifusión, CANARA, marcan generaciones enteras, algunos nacimos en sus albores, a otros los alcanzó en el camino.
Mucho antes de la televisión, en nuestro país, gracias a don Amando Céspedes Marín, llegó la radio, se metió en miles de hogares, nos acompañó, educó, informó, compañera fiel en lágrimas y risas.
Inolvidables aquellos maravillosos radioteatros, novelas, las voces de la radio se nos vuelven familiares, sus personajes parte del hogar, de niño escuchaba Ticopanorama a cargo de don Franklin Sequeira Díaz, Música y Poesía producido por Alfredo Monge del Valle, a Zoilo Peñaranda, los personajes salidos de su ingenio, la vida me premio con conocerlos, compañero de don Franklin, ver grabar a Fernando Fernández, Zoilo, largas tertulias con don Alfredo.
Un día el presbítero Armando Alfaro Paniagua, mi maestro en el periodismo y la vida, expresidente de la CANARA me invitó a participar con los comentarios, han pasado muchos lustros, aquí sigo con la tolerancia de sus nuevos dirigentes y el favor de los radioescuchas.
Mi participación en la radio, fundamentalmente desde la Caja Costarricense de Seguro Social, siempre tuvo en este medio un aliado extraordinario en la educación, promoción de la salud, fomento de estilos de vida saludables, en las emisoras nacionales y regionales promovimos muchos espacios, algunos dirigidos por los propios trabajadores de la seguridad social, por algo Costa Rica cuenta con esperanza de vida y mortalidad infantil con dígitos propios de primer mundo, la radio tiene méritos incuestionables.
Gracias a este medio de comunicación, muchas personas me brindaron su amistad, abrieron su corazón, don Fernando Mesén, doña Cecilia Carvajal, quienes habitaron una humilde pero maravillosa casa con piso de tierra en Guatuso de Patarrá, ahora en la dimensión superior, los Carpio en la Victoria de Juan Viñas, amistades entrañables forjadas por esa cercanía única de la radio, capaz de conectar oídos y almas.
“Apasionado de la radio” dice el certificado enviado por CANARA con motivo del setenta aniversario de esta prestigiosa organización.
Enamorado, un sentimiento entrañable hasta que la muerte nos separe.
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