El país ha sacado la tarea
Sin fanatismos, la gestión nacional en la actual pandemia, es altamente satisfactoria para distintos protagonistas, incluida la Asamblea Legislativa, con las excepciones a la regla, los legisladores han estado a la altura de las circunstancias, aprobaron leyes en este momento histórico de la pandemia por Covid 19.
Para la inmensa mayoría es un capítulo inédito, el último acontecimiento, la denominada gripe española en 1920 igual diezmó la población mundial.
Hace poco más de un año, enfrentamos un padecimiento cuyo origen permanece en el limbo, degeneró en la ocurrencia de centenares de muertes en todo el orbe, el colapso de los servicios de salud; con la aparición de las vacunas, el acaparamiento por los países con las economías más fuertes, al extremo de promover el turismo, en tanto la inmensa mayoría la mira lejana en el horizonte.
En Costa Rica, la institucionalidad ha dado la cara, es justo reconocerlo sin mezquindades.
Desde el primer momento, las autoridades de la Caja Costarricense de Seguro Social y el Ministerio de Salud, se colocaron al frente de los acontecimientos, ha existido prueba y error, nadie tenía claramente definidas las características del enemigo, minimizado al principio por gobernantes quienes hablaban de una “gripecilla”.
Los diputados aprobaron en tiempo recursos requeridos para paliar el desempleo, conjuntamente con los decesos, el principal flagelo en esta crisis, la Contraloría General de la República ajustó mecanismos para compras de emergencia en momentos de enorme voracidad en el mercado.
En las circunstancias particulares, como en todo quehacer humano, nunca falta quienes procuran pescar en río revuelto, el peso de la ley debe caer sobre corruptos y mafias, capaces de ver oportunidad de riqueza cuando otros luchan por la vida.
El Poder Judicial, tan cuestionado en otras circunstancias, se ha comportado a la altura con dictámenes oportunos, para no dilatar la atención de este acontecimiento, un aula experimental aún para los más avezados.
La Comisión Nacional de Emergencias ha hecho acopio de la larga experiencia de sus funcionarios, una entidad estratégica donde cambian los jerarcas, pero las estructuras medias permanecen incólumes, con todo su acervo e historial, desde cuando el benemérito de la patria Jorge Manuel Dengo, afrontó los estragos de la erupción del volcán Irazú, posteriormente lidió con el impacto colateral del huracán Juana.
Cuando ya se divisa la otra orilla luego de la tormenta, es tiempo de remar juntos al unísono, sacar agua del bote, sobre la marcha revisar lo actuado.
La institucionalidad tantas veces denigrada ha sido la tabla de salvación, muchos países la habían desbaratado, hoy flotan a la deriva llorando la leche derramada.
Cuando Costa Rica quiere ¡Puede¡ ya vendrán tiempos mejores.
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