El poder de la ciudadanía informada
En buena parte de países latinoamericanos elegimos a los representantes ante el Congreso mediante sistemas proporcionales, por listas cerradas y bloqueadas, propuestas por los partidos. La ciudadanía tiene escasa injerencia en la alineación de esas listas por las que votamos para conformar la Asamblea Legislativa.
También tenemos en común con las naciones latinoamericanas la falta de procesos rigurosos de revisión de antecedentes y de selección de las candidaturas dentro de los partidos políticos. Según un estudio realizado por Kevin Casas y Tomás Quesada, en nuestra región los partidos tienen pocos filtros y siguen procesos informales y flexibles para seleccionar a quienes postulan a cargos de elección. En consecuencia, escrutar la trayectoria y las competencias de las personas candidatas le toca fundamentalmente a la prensa.
Entonces, tenemos muchos partidos, que no nos inspiran confianza, que construyen las listas electorales más o menos en petit comité, mediante mecanismos de selección poco exigentes y rigurosos. ¿Qué podría salir mal?
La Asociación Poder Ciudadano ¡Ya! detectó un vacío en el Código Electoral: no era obligatorio para los partidos suministrar biografías de los candidatos y candidatas a curules y a Presidencia y vicepresidencias, ni los planes de gobierno. Un absurdo en una democracia tan respetada como la nuestra. Ese vacío atentaba contra los principios de transparencia, acceso a la información y publicidad que deben ser intrínsecos a un sistema democrático.
Para remediarlo presentamos el proyecto de ley llamado “Mayor Información y Transparencia Electoral” que dispone la obligación legal que al momento de la inscripción de sus candidaturas para diputaciones, presidencia y vicepresidencias, los partidos suministren una breve biografía de cada persona y su respectiva fotografía, además d el plan de gobierno.
La obligación de proveer y publicar dicha información y el consiguiente escrutinio ciudadano, tienen el potencial de mejorar las decisiones internas de nominación de candidaturas por parte de los partidos. Asimismo, esperamos que transforme la cultura electoral ,una vez, que la ciudadanía se apropie de su poder de escrutinio y ejerza su voto de forma más consciente, informada y crítica. Un electorado informado es una póliza de seguro para la democracia.
Esta reforma no garantiza que, de inmediato, los partidos escogerán mejor a sus aspirantes, ni que la ciudadanía sea automáticamente más exigente y selectiva. No obstante, es un incentivo para que los partidos depuren sus procesos de selección y para que se desarrolle una cultura política más activa, informada y exigente por parte del electorado.
Gracias a esta ley, a partir de las elecciones de febrero del 2022, contaremos con la información y la transparencia suficientes para ejercer un voto informado, lo cual será fundamental dada la sobreoferta de candidaturas que se anticipa. Además, es un recordatorio de que si se lo propone, la ciudadanía sí puede incidir en la toma de decisiones, sí puede proponer reformas y lograr cambios.
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