El poder de la música en las emociones

La música tiene un poder único para afectar la forma en que la gente se siente y muchos la usan para mejorar o cambiar su estado de ánimo, canalizar emociones y como apoyo psicológico.

Muchos nos sentimos contentos con algunas canciones, mientras que la nostalgia nos golpea con otras, todo esto parece ser parte de la magia de la música…

Pero esto no es tan mágico, en realidad tiene una respuesta desde la ciencia.

Está comprobado que la música relajante tiene a menudo un impacto positivo en el sistema nervioso autónomo, que es el que regula muchas funciones corporales clave; poder hacernos controlar la respiración, regular el ritmo cardíaco y reducir la presión sanguínea y la tensión muscular.

La música también puede estimular la liberación de neurotransmisores que afectan las experiencias de placer al aumentar la producción de dopamina, que nos hace sentir bien; reducir los niveles de cortisol, que más bien nos provoca estrés; y hasta puede fortalecer el sistema inmunológico.

Todo parece indicar que la música que conocemos, es decir las canciones que nos sabemos, es la que más sensaciones placenteras nos generan.

Los estudios concluyen que nuestro a cerebro no le gustan mucho las sorpresas y que prefiere lo que ya conoce, por lo que al escuchar canciones por primera vez más bien se estresa un poco por saber qué sigue.

También se sabe que las canciones más rápidas producen un afecto más agradable en las personas y son consideradas como canciones “más alegres”, un ejemplo de ellos es el clásico: Don’t Stop Me Now, de la banda Queen.

Si no la recuerda aquí le programamos un extracto:

Solo nos queda mencionar que existen diferencias culturales que marcan también lo que puede determinar si una canción es considerada “alegre”. Los occidentales disfrutamos de las guitarras eléctricas y de las trompetas, mientras que las culturas orientales no necesitan de tanto estruendo para considerar que una canción les mejora el ánimo.

Eso sí, como lo indicamos al inicio, casi nadie es inmune a los efectos de la música.