El súper héroe de los hijos
Era justo poner la tilde sobre la “í”, al designar específicamente, según publicación de la Gaceta número 138, el día 17 de junio para la muy merecida celebración del Día del Padre, sin excesos ni exhibicionismos, como se da en otras celebraciones.
Quizás de las celebraciones la más humilde es la del Día del Padre, sin embargo, vale la pena, por unos minutos, reflexionar sobre la importancia de la figura paterna en la sociedad, si bien es cierto, por el actuar desnaturalizado de unos pocos padres, se ha estigmatizado la imagen paterna en forma injusta hasta cierto punto.
El 17 de junio Día del Padre, nos recuerda en primera instancia que un verdadero padre, es un ser humano con sentimientos nobles, manos cariñosas y generosas, con un corazón que ama a sus hijos y sufre cuando ellos padecen quebrantos de salud u otras adversidades, su espíritu solidario no tiene límites.
No es el Hombre Araña, ni Superman, los héroes de fantasía pero el superhéroe de un hijo, por lo general, es un padre digno, esto el buen padre siempre tiene que tomar en cuenta y tener presente en cada paso que da, no olvidar que su hijo seguirá sus pasos, no olvidar que usted es su héroe, no olvidar que usted es su espejo de vida.
Después de una extenuante, larga y complicada jornada de trabajo, el padre desea llagar a casa a descansar, relajarse, jugar y abrazar a su familia, nunca ha querido ser el ogro de la familia, producto del, “van a ver cuando llegue su padre” y lo cargan de quejas, junto a más de una forma de castigos para que aplique a sus hijos.
El buen padre merece brillar con luz propia, por su carácter, por los valores y buen ejemplo que inculca a sus hijos, por su esfuerzo y generosidad que brinda de corazón bienestar a su familia, no por obligación; el padre merece brillar con luz propia, por el apoyo incondicional y solidario que ofrece a sus hijos a través de sus vidas.
La misión del padre no es brindar a sus hijos el pescado, va más allá, al enseñar al enseñarlos a pescar. Esto significa brindarles las herramientas necesarias para sepan vivir y enfrentar con dignidad, honestidad y éxito la vida, para que en su adultez dupliquen lo aprendido.
El mejor padre no es el que brinda lo mejor y más caro a sus hijos, el buen padre es aquel que enseña a sus hijos el valor de Dios, las personas y las cosas.
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