El Tacho
En este mes de octubre se cumplen 70 años de la creación del Liceo Anastasio Alfaro, institución educativa que nació en 1952 para responder a las necesidades de una población estudiantil en crecimiento, que ya no podía ser contenida por los pocos colegios existentes en la capital.
Inició como Liceo de Señoritas Anastasio Alfaro, pues se creó únicamente para la enseñanza de la población femenina, pero a partir de 1975 se convirtió en colegio mixto.
Por sus aulas han pasado miles de ilustres costarricenses que aprendieron, bajo la batuta de connotados docentes, no solo contenidos, sino también los altos valores morales que han guiado a la sociedad de este país.
Costa Rica tiene hoy, en diferentes trincheras, a esos miles de jóvenes que se prepararon en sus aulas para enfrentar el difícil mundo que les ha tocado vivir, hombres y mujeres que luchan para que sus hijos y nietos encuentren una patria mejor, donde priven el trabajo y la paz.
Así como los graduados del Liceo Anastasio Alfaro enfrentan la dura realidad de nuestro país, así también los actuales docentes, alumnos y personal administrativo del Tacho luchan contra el aislamiento en que ha quedado el edificio donde funciona este colegio, rodeado por centros de comida, bancos, oficentros y lotes baldíos; sin varias escuelas cercanas que año con año nutran de mentes jóvenes a sus aulas y pasillos. A todo esto, se suma la dificultad que existe para trasladarse, desde distintos puntos, a quienes deciden estudiar aquí.
A través del tiempo se han hecho múltiples esfuerzos por mejorar la infraestructura y ofrecer a los nuevos educandos mejores opciones educativas, con el fin de atraer matrícula para cada inicio de curso lectivo, labor que se ha vuelto un reto difícil de cumplir.
Esperamos que las autoridades pertinentes tengan en sus planes inmediatos el mejoramiento del edificio que alberga a tan prestigioso centro educativo, para que pueda continuar recibiendo a tantos jóvenes que ansían un lugar donde continuar con sus estudios y convertirse en ciudadanos honrados y productivos.
De igual forma, todos los que tuvimos el privilegio de ser parte del Tacho, como estudiantes y, en algunos casos también como docentes, seguiremos dando la lucha para que nuestro Liceo continúe honrando la educación costarricense y el recuerdo de Anastasio Alfaro González, “aquel hombre modesto, que su vida a la ciencia le dio.”
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