Emociones sanan o enferman
Difícil en la actual Costa Rica mantener controladas las emociones, sin perder la paz interior, ni perder el optimismo y la salud, al creer en un futuro mejor para todos. Falta de trabajo, vivir en uno de los países más caros del mundo, convivir con un alto nivel de corrupción política.
Qué decir del subdesarrollo en cuanto a infraestructura y la inoperancia de funcionarios que, por más de 20 años en su gestión, no han podido siquiera dar una apariencia digna a una ciudad insegura, colapsada, sucia, una ciudad que evidencia falta de planificación, donde quizás sólo una persona ha progresado.
Difícil en la actual Costa Rica entender la indiferencia, el irrespeto y la soberbia de funcionarios públicos que, a sabiendas de que su misión es servir a las mayorías, se especializan en legislar para las minorías, para muestra algunos botones, la cédula, el ROP, plan de salvamento, condonación a evasores, impunidad del delito.
Que decir del hermetismo, misterio y altanería con que se quiere imponer la norma técnica sobre el aborto terapéutico, ¿Qué quieren que se desarrolle y para qué? Si la Iglesia y la mayoría de los costarricenses no pueden defender la vida y los valores, entonces ¿Para qué don Carlos Alvarado insistir en hablar de una Costa Rica democrática?
Las emociones sanan o enferman, cómo no sentir ira, por la situación del país, cómo no sentir rabia por las decisiones antipopulares de los políticos, cómo no sentir culpa si se votó por funcionarios que engañan, cómo no sentir miedo y angustia si no hay trabajo, seguridad ciudadana ni justicia, no legislan en pro de las mayorías.
Si no quieres enfermar el cuerpo y la mente, con lo que sucede en nuestro país, es necesario hablar de las inquietudes y sentimientos, busca soluciones a través de decisiones asertivas, elimina el vivir de las apariencias y el qué dirán, importante aceptarse y confiar en sí mismo, aunque a los políticos se crean omnipotentes.
Emociones que sanen el cuerpo y el espíritu de nuestra convulsa sociedad, son fundamentales en esta encrucijada, el perdón quizás lo más difícil, paralelo a esto exigir coherencia y transparencia. Honestidad, el poder fue conferido por el pueblo, pueblo digno de oportunidades, respeto y compromiso de los políticos.
Finalmente, tres palabras que simplifican la política, “amor al prójimo”, cuando los funcionarios practiquen estas tres palabras y dejen de servirse del poder, entonces veremos una Costa Rica en vías de un desarrollo saludable, con justicia social y oportunidad para todos.
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