Es necesario
Respirar profundo, cerrar los ojos y liberar la tensión de cada músculo en ocasiones es necesario, máxime en presencia de un bello, majestuoso y pacífico atardecer, es el instante ideal, perfecto y oportuno, para sincronizar el espíritu y la mente, con el propósito de analizar, agradecer y reflexionar.
Es necesario agradecer, reflexionar y sobre todo valorar, la generosidad de Dios, el esfuerzo propio honesto y a la vida, que brindan la enfermedad para valorar la salud, las dificultades para agradecer el bienestar y dar el verdadero valor de las cosas, entender lo valioso de la vida, el amor y el tiempo concedido por Dios.
Es necesario ser feliz con lo que se tiene, no sufrir por lo que no se tiene, ocuparse por lo que hace falta y dar el verdadero valor a la personas afectuosas, leales, honestas y solidarias. En ocasiones es necesario evitar las personas agresivas, negativas y problemáticas, para no desgastarse ni perder la paz.
Es necesario respetar la forma de ser de cada persona y aceptarla tal cual es, actuar de esta forma es empatía, prudencia, caridad con el prójimo y una virtud indiscutible; es muy difícil que las personas cambien para satisfacer los gustos y exigencias de los demás, es más fácil convivir con las personas sin pretender que cambien.
Inaudito, inadmisible, inhumano y reprochable, la desidia, la indiferencia y la impunidad, ante la corrupción, la injusticia y la opresión sobre todo a los que más necesitan, lamentable que la sociedad costarricense decayera, por la pérdida de valores, el amor a Dios, al prójimo, irrespeto a la vida y a la propiedad privada.
Es necesario, justo y un deber, ayudar al prójimo con amor y generosidad, sin esperar nada a cambio, ya que, los frutos de este proceder vendrán por añadidura. Cada costarricense indistintamente de su estatus, está en capacidad de contribuir con la reconstrucción de una sociedad que se encuentra en cuidados intensivos.
Costa Rica necesita de valores, sí, de valores inmutables al paso del tiempo, de aquellos valores de ayer, hoy y siempre, actuales por excelencia, como la honestidad, el amor al trabajo, el amor al prójimo, la paz, el respeto a la vida y a la dignidad humana, respeto a la opinión ajena, amor a la Patria y amor a Dios.
Es necesario entender que lo relativo distorsiona la verdad de la realidad, es necesario reconocer que, los senderos que conducen a la superación de la grave crisis que atraviesa la sociedad costarricense, son los valores reales he inobjetables que, hoy absurdamente y con la aprobación de muchos se tipifican como obsoletos.
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