Guerra contra la democracia de Costa Rica
Sentencia la sabia frase: “En la victoria hay que ser generoso, en la derrota hay que tener dignidad”. En cualquier contienda se espera obtener la victoria, de lo contrario es difícil aceptar la agonía de la derrota; por más difícil que sea el dolor del fracaso, es necesario asimilar con hidalguía, dignidad y resignación el trance.
De igual forma en las campañas políticas se gana y se pierde, el pueblo soberano tiene memoria, por lo tanto, tarde o temprano cobra los errores cometidos, con la descalificación de las administraciones teñidas de corrupción, inoperancia, otorgamiento de privilegios a grupos de poder y empobrecimiento de la ciudadanía.
Mediante el mecanismo democrático que caracteriza con orgullo a Costa Rica, en las pasadas elecciones, el Soberano votó por un cambio, como consecuencia de los cuestionados gobiernos de los últimos años, que se inclinaron principalmente por beneficiar a élites de poder y en perjuicio de las clases más necesitadas.
Lamentablemente hoy se tiene que reconocer la dura realidad de que, la democracia de Costa Rica está en guerra; en guerra contra leyes abusivas, como las que conceden privilegios inmorales y las que impiden la libre manifestación del pueblo en contra de las inconformidades por los casos de abusos y contra los corruptos desatinos de toda índole.
La democracia de Costa Rica está en guerra contra las ideas castristas y chavistas, contra el aborto por la libre, la desacreditación de los valores cívicos y familiares, la pésima educación, caldo de cultivo de la ignorancia y pobreza; en guerra contra los ataques cibernéticos de delincuentes extranjeros y lo más grave, de filibusteros nacionales, según el decir del señor Presidente Chaves.
El costarricense analítico, consciente, honesto y patriota, no debe caer en la trampa de las redes de la desinformación que, en algunos casos, supuestamente, son publicaciones intencionadas de parte de algunos grupos de poder, que ven amenazados sus corruptos privilegios; desinformación cuyo único objetivo posiblemente sea crear caos y un ambiente de ingobernabilidad.
Los afluentes de la protesta social se podrían sumar para conformar un peligroso y caudaloso río, que podría eventual y seriamente afectar nuestra estabilidad política e institucional.
Dios libre a Costa Rica sea víctima de una posible y terrible suma de esos acontecimientos que atenten contra nuestra democracia; la desinformación, más los ataques cibernéticos de filibusteros extranjeros y nacionales, siendo malpensados podrían derivar en una eventual desestabilización del gobierno; algo que todos los costarricenes patriotas debemos rechazar con vehemencia y eventualmente si se diera cerrar filas alrededor y a favor del gobierno.
Esperemos que esta macabra suma de acontecimientos delictivos y políticos, de los últimos días, sean aislados y no busquen desestabilizar al gobierno; más cualquier posible manifestación en este sentido, confiamos en que el costarricense patriota jamás permitirá se concrete en nuestra amada Costa Rica.
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