Guerra cultural en Costa Rica
En 1991, el sociólogo James Davison Hunter publicó un libro llamado “Guerras Culturales”, donde señalaba que aunque históricamente los temas de campaña política habían sido la salud, la seguridad, la educación y el crecimiento económico, ahora se manifestaba un nuevo paradigma político-ideológico para socavar las bases de los valores tradicionales de occidente.
En su discurso de aceptación de la derrota ante George Bush durante la Convención Republicana de 1992, Pat Buchanan citó el libro, señalando que la «guerra cultural” no solo era una realidad, sino que culpaba al Partido Demócrata, puntualmente acusó a los Clinton, de impulsar una agenda que no era política sino ideológica, es decir, una agenda posmodernista.
Esa agenda, señalaba Buchanan, busca crear controversia con tal de conseguir votos: El aborto, el control de armas, el estado laico, el matrimonio igualitario y la legalización del consumo de drogas, se instalarían de ahora en adelante como los temas centrales de la discusión política.
En resumen, estos temas de índole moral, definirían la afiliación partidaria del ciudadano, dejando atrás las ideologías políticas tradicionales; tales como, la social democracia o el socialismo; su pronóstico: el advenimiento de una guerra cultural entre los ciudadanos de Occidente.
El fenómeno de polarización social que vive Costa Rica es, como en los demás países de Occidente, consecuencia de este esfuerzo intelectual e ideológico que se ha manifestado en la academia, la política, los medios de comunicación e inclusive la Iglesia católica durante los últimos 30 años.
A nivel político, basta repasar las últimas dos elecciones presidenciales para comprobar que los temas de índole moral -y no los estructurales- son los que han decidido las elecciones en nuestro país. Y lo que se avecina para Febrero del 2022 no será diferente.
Será responsabilidad de los expertos en estrategia política, adelantarse a los temas polémicos y sus consecuencias. Quien logre resolver el acertijo tendrá grandes posibilidades de vencer a los candidatos que sí usarán estos temas polarizantes a su favor.
Recordemos que la palabra estrategia deriva del lenguaje bélico; y corresponde a los estrategas librar una guerra cultural. Una guerra donde, de por sí, estamos todos los costarricenses involucrados.
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