Honestidad

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Un principio bíblico enuncia; “te ganaras el sustento diario, con el sudor de tu frente”, en otras palabras, la persona que trabaja come, el que no trabaja, no come, es en este fundamental enunciado, donde nace la honestidad, honestidad que demanda trabajo lícito, transparente y decente.  El trabajo es el medio por el cual, cada individuo se labra su bienestar y el de los suyos, aunado a esto; “la libertad termina donde empieza el derecho ajeno”. 

Queda claro que no son los ilícitos ni la delincuencia, la forma de adquirir los recursos para sobrevivir, menos aún violentar la integridad física, la privacidad y el hurto de los bienes del prójimo. Lo anterior es un delito que lastimosamente nuestras leyes permiten y alcahuetean, al poner  cuota de lo que pueden robar para que los delincuentes dentro de ese parámetro se protejan y sean intocables, un robo, un fraude, un atraco, por pequeño que sea, es un delito, es una trasgresión al derecho ajeno,  y es obligación de la constitución proteger a la víctima, no al delincuente.

En Costa Rica lo que hace falta es trabajo en todas direcciones, hace falta mano de obra para construir y reparar carreteras que, lastimosamente son las más malas de Centroamérica, hace falta mano de obra para cultivar y cosechar nuestros alimentos, además  cubrir la demanda de personal en la construcción de escuelas, colegios, hospitales, cárceles y otras infraestructuras necesarias para el progreso.

Lo más grave es que, ante tan seria realidad nacional, nuestra retrógradas y permisivas leyes, premian al delincuente con robar hasta cierta medida y si se pasan de la raya, doble premio en una prisión, donde comen, duermen y reciben abrió sin trabajar, todo gratis, mas la rehabilitación e inserción a la sociedad ineficiente al extremo, por lo general los que ingresan a prisión entran como aprendices de delincuentes y salen graduados como delincuentes profesionales, con algunas acepciones.

En otras latitudes el principio de honestidad empieza en la educación entre el hogar y el sistema educativo, antes que la matemática y las letras, se les inculca a los jóvenes que, si una crayola no es suya, entonces pertenece a otra persona. El resultado de ese trabajo ha generado en países desarrollados que si una persona lleva a la lavandería un pantalón y en el iba un billete de $100, al recogerlo recibe la prenda más los $100.

Es preciso que Costa Rica ponga a trabajar a los delincuentes, reformar las leyes y educar a la juventud con valores.

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