Honor a quien honor merece
La Comisión de Honores votó por unanimidad para que se le designara como benemérito de la Patria a don Luis Alberto Monge Álvarez; este reconocimiento definitivamente debió habérsele dado en vida y no póstumamente. Probablemente, no se dio por los celos de algunos políticos que adversaban a la figura de un hombre que dentro de su gran sencillez y humildad, brilló como los grandes constructores de la Costa Rica, cuyos efectos positivos de su gestión todavía hoy persisten; tanto que, aún con todas las falencias que el estado costarricense ha evidenciado, en las últimas décadas, hoy todavía disfrutamos de libertad, democracia y de un desarrollo económico con logros sociales importantes y con grandes opciones de generar riqueza para todos.
Quienes vivimos la época entre 1978 al 1982, recordamos cómo se disparó el valor del dólar, el desabastecimiento de materias primas, muchas empresas que tenían deudas en dólares simplemente, no pudieron hacer frente a sus obligaciones financieras y tuvieron que declararse en quiebra. Esto generó que el fantasma del desempleo y la inflación hicieran su dramática aparición, provocando que el nivel de bienestar de mucha gente se cayera dramáticamente. Mucha gente tenía que hacer filas a las afueras de los estancos del Consejo Nacional de Producción para conseguir los alimentos básicos.
La economía del país, la producción nacional simplemente estaban postradas y el pueblo en general se encontraba en la más absoluta desesperanza; tanto que, algunos hasta hablaron de dar un golpe de estado al Presidente Carazo Odio; algo inaceptable en nuestro país. Don Luis Alberto gobernó en esta época turbulenta de nuestra historia patria y lo hizo con visión, pragmatismo y sobre todo guiado por su incondicional amor por Costa Rica, Esto fue lo que orientó y caracterizó las acciones de su gobierno.
Tuve la gran oportunidad y mayor satisfacción de conocer y conversar con don Luis Alberto sobre las realidades en que encontró a Costa Rica, cuando asumió el ocho de mayo de 1982 la Presidencia de la República; me comentó, que aun antes de llegar al gobierno, él y sus más cercanos colaboradores sabían que la situación general del país era muy grave pero nunca tanto, como la que se encontraron cuando asumieron el Ejecutivo.
Por lo tanto, había que hacer un enorme esfuerzo para sacar al país de la crisis imperante, sin importar el costo político y personal que sus decisiones que le pudieran acarrear. Dejando de lado su ideología y lo que pudieran pensar y decir de él en su partido y hasta en la Internacional Socialista, tomó un avión y viajó a Washington, para reunirse con el presidente Ronald Reagan, a quien le expuso la cruda realidad costarricense y logró el decidido apoyo del gobierno de Estados Unidos, para evitar que el país se terminara de hundir en un caos social y político. Concluía su relato don Luis diciendo sin titubear, Luis Alberto Monge Álvarez es transitorio pero Costa Rica no, había que hacer, lo que había que hacer y yo lo hice…
Todos los costarricenses, fuera de toda mezquindad y aún aquellos que no vivieron o eran muy pequeños en el tiempo en que Luis Alberto Monge Álvarez gobernó y sacó a Costa Rica de la debacle económica, social y hasta política en que estaba, debemos estar agradecidos con él y apoyar decididamente que le sea otorgado el ser benemérito de la Patria pues honor a quien honor merece.
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