Importante fiesta electoral

Hemos votado, una vez más en absoluta libertad y en paz; el pueblo en ejercicio de su soberanía ha dejado escuchar su voz y manifestado sus preferencias. Ha sido otra gran elección, porque fue efectuada por los participantes con entusiasmo, respeto y civismo.

La elección democrática nos posibilitó votar entre veintitantas candidaturas y el pueblo eligió aquellas más cercanas, a su criterio, son las personas con más destrezas y cualidades para atender y resolver nuestros problemas.

Una elección nunca deja a todos satisfechos. Hay algunos que presentarán quejas y expresarán dudas sobre una mesa u otra. Todas serán atendidas y serán resueltas con seguridad.

Algunos se han abstenido de votar, dejando a otros escoger por ellos. Esto no está bien. No tiene sentido no votar y dejar que otros impongan su preferencia sobre la nuestra, solo por no concurrir a las urnas.

La democracia nos pone a escoger y en esa escogencia estuvimos este domingo próximo pasado. Las elecciones tratan de escoger personas con destrezas y capacidades para atender y resolver los problemas del país. Muchas veces los sentimientos polarizan a Costa Rica y nos obnubilan el razonamiento. Esto siempre sucede y sucederá, ya que los seres humanos somos emotivos y somos racionales.

Elegir generalmente deja a unos insatisfechos. Otros resultan eufóricos por su triunfo. Serenemos nuestras pasiones y no busquemos descalificar a los triunfadores, ni restregar el triunfo en la cara de aquellos menos favorecidos en la votación. El país va a requerir de todos sus hijos para ver constituido un gobierno de los costarricenses y para la vida diaria del país. La legitimidad de electos es fundamental para conducir al país y representar al pueblo en la Asamblea Legislativa. Esta legitimidad nacida en las urnas nunca debe de ser debilitada menos destruida.

Vendrán otros comicios. Vendrán otras votaciones. Debemos en todo momento aumentar la confianza y seguridad del ciudadano en el Tribunal Supremo de Elecciones y en todos los procesos eleccionarios. Destruir esta confianza y esta legitimidad del Tribunal electoral es destruirnos a nosotros mismos.

La institucionalidad debe de ser fortalecida en todo momento y jamás debilitada. Si se requieren reformas legales, elaboremos proyectos de ley que lleguen a la Asamblea Legislativa buscando ese mejoramiento y fortalecimiento de nuestra democracia. No busquemos destruir el fundamento de nuestra pacífica convivencia por revanchismos, dudas o insinuaciones perversas.

La educación es la base de la gobernanza. Se gobierna educando y se educa con el ejemplo y la palabra. Que nuestras actuaciones sean educativas y formadoras de la institucionalidad y puntales de la confianza en todo lo construido a través de muchos años.

Bravo Costa Rica, una prueba electoral más superada. Bravo Costa Rica asentada la democracia y la libertad. Bravo Costa Rica que la próxima elección ratifique nuestra vocación democrática y nuestros deseos de darnos el mejor gobierno posible, siempre en paz y respeto.

Viva Costa Rica, viva la democracia.