Indecisos y pesimistas
Se acerca la Navidad, el tiempo de portales, árboles, brindis y regalos. También es tiempo de ir a Dios. El quiere regalarnos la luz de una nueva vida. En cuanto a las próximas elecciones, no podemos seguir indecisos y pesimistas, pensando que a los candidatos los anima una mala intención, promesas falsas. La mala intención es no salir a votar, auto engaño adosado de pesimismo. No salir a votar no es solamente incrementar el abstencionismo ante el deber constitucional del sufragio, sino castigar inmerecidamente a los partidos políticos.
El peor error ciudadano consiste en creer que todo está mal, en generalizar esa pésima costumbre de muchos costarricenses. No tengamos, pues, una mirada reductiva de los deberes cívicos, una mentalidad superficial.
Cuando el país pasa por un mal momento, el deber es solucionarlo, no negarse. He oído a todos los candidatos contestar preguntas muy concretas, y en la mayoría se aprecia respeto y buena voluntad por atender las principales necesidades de la nación. ¿Por qué rodear sus palabras de desconfianza y de negativismo? ¿Por qué tanto desánimo? ¿Por qué tanto pesimismo?
Lo importante no son las agrupaciones políticas, sino el régimen de libertades imperante. Si este no existiera, tampoco existirían sus auxiliares, los partidos políticos, esos mismos que ahora debemos apoyar para la pervivencia del sistema democrático. Si ya gozamos de una patria, esa madre cívica espera de sus hijos entrega, cariño y solidaridad, no tenemos derecho a dejarla sola y abandonada. Espera la entrega de sus hijos; vale decir, el voto, el sufragio que le permita seguir con vida.
Los tesoros, como el don de la vida, no se tiran a la basura, se protegen y se cuidan. La democracia es luz, no es tinieblas. Las tinieblas no se aclaran con el abstencionismo, sino valorando el tesoro de disfrutar de libertades, las cuales se alimentan y perduran gracias al sufragio ciudadano, calificado por la Constitución Política de “primordial y obligatorio” (artículo 93).
Si deseamos continuar viviendo en libertad, como lo demandan otros países, venzamos la indecisión y el pesimismo, el antipatriotismo, y salgamos a votar. Conservemos la dicha, la joya de vivir en libertad.
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